Bajo la premisa de “dar la cara al río y aprender a cuidarlo” se celebró en Honda, Tolima, la primera edición de La Magdalena Fest que tuvo lugar del 18 al 19 de agosto. De esta manera, y con el objetivo de promover la conservación del río Magdalena este festival fue creado como un espacio de celebración en torno a la gastronomía, la música y el cine.
Por este motivo, durante dos días consecutivos Honda, considerado un pueblo patrimonio, celebró el festejo con talleres para niños, exposiciones de arte, moda, fotografía, música y conciertos, ofreciendo también diversas muestras gastronómicas para el público.
En cuanto a las presentaciones musicales se destacaron artistas como Fruko y sus tesos, la agrupación Puerto Candelaria, Charles King y Martina Camargo. Dentro de este contexto, la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano estuvo presente con la exposición de juguetes ópticos en la Casa de los Virreyes. Asimismo, con la proyección de la película restaurada, Mares de Pasión, producción colombo cubana del año 1961 que aparece en la escena internacional tras la restauración a la que fue sometida en el 2017 por la Fundación y que esta vez fue proyectada en pantalla gigante en el Malecón, a orillas del río.
La importancia de este filme estriba en las escenas filmadas en el río Magdalena, en las que se aprecia uno de los últimos viajes turísticos a bordo del vapor David Arango, cuyos viajes de pasajeros terminaron en 1961, a raíz del incendio y destrucción de la embarcación frente al puerto de Magangué, por tanto el David Arango, es protagonista de la cinta pues, fue el último vapor que cursó el río a nombre de la compañía Naviera Fluvial Colombiana.
Una vez más, la participación de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano en un evento de esta envergadura recuerda la importancia de la socialización del archivo audiovisual. Por tanto, el ejercicio de compartir un filme como Mares de pasión fortalece la formación de comunidad a través del cine. Por este motivo, en La Magdalena Fest se puso de relieve la importancia de la memoria colectiva que subyace en los documentos que reflejan nuestras prácticas culturales y los espacios naturales, emblemáticos del país.
Por eso, en este festival de música, gastronomía y cine se cumplió el ciclo de la memoria, el que no se completa sino al socializar estos acervos, y al lograr una interacción con los diversos públicos que les puedan conferir nuevas interpretaciones y significados.