El pasado miércoles 8 de agosto se realizó un especial sobre la capital del país y su memoria a través del patrimonio audiovisual. Así, el programa Modo Colombia del canal universitario ZOOM se dedicó en esta entrega a la reflexión de temas como el urbanismo, el cambio y la preservación de Bogotá a lo largo de los siglos, y también el impacto de la proyección de la ciudad desde sus momentos más relevantes, vistos nuevamente a partir del crisol de la memoria y de la imagen en movimiento.
Los invitados para este segmento fueron la directora de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, Alexandra Falla; la gerente de artes audiovisuales de la Cinemateca Distrital, Paula Villegas y el historiador Carlos Rojas. El tema que estos tres especialistas discutieron osciló entre la constante metamorfosis de la ciudad y de su registro audiovisual, que permite, por un lado proyectar el pasado y a su vez observar el crecimiento de la capital a la luz de su representación y de su carácter proteico, el cual siempre arroja posibilidades, nuevos espacios y también nuevas subjetividades.
A lo largo del programa nuestros panelistas mencionaron la manera en que el material de archivo audiovisual sirve para contrastar la carga de sentido que le otorga el espectador en calidad de intérprete, pues de esta manera se confiere un sentido de identidad en el que toman lugar tanto el reconocimiento, la reapropiación del patrimonio como bien común, y asimismo la nostalgia; porque a través del cine se construye también la memoria social de un pueblo.
De este modo, la conversación desemboca en la cantidad de valencias que puede llegar a tener el rostro de una ciudad como Bogotá. Rojas, indica que la interacción entre el lugar, el medio y las maneras o capacidades del hombre frente a estos elementos genera una manera de apropiar los espacios, de hacerlos signos y símbolos, es decir, lenguaje de carga para el mundo en común que se desea. De igual manera, plantea la tensión inmanente del cambio y la conservación, cosas que cobran validez en la duración de una cierta cosmovisión que se va afianzando al modo de vida o por el contrario que va deshaciéndose en otras representaciones, no solo mentales sino espaciales.
Ante lo anterior, Falla y Villegas argumentaron que el espacio y su representación permiten demostrar cómo las relaciones humanas, más allá de ser mediadas por un plano conceptual especificado, están mediadas en su conjunto real de frontera o inclusión en estados físicos. Esto es, la capacidad de construcción conceptual que designa el conjunto de normas en las que un lugar establece prioridades de orden intelectual a espacios materiales en donde los pensamientos cobran, lentamente, estatus de realidad consolidada y exclusiva.
Un ejemplo que indica Alexandra Falla es el de las relaciones sociales mediadas por los diversos lugares de distribución de ideologías de clase o raza y propone la carrera séptima como lugar en el que estas tensiones se evidencian históricamente.
De acuerdo con lo anterior sostiene que estas relaciones construidas con el paso del tiempo empezaran a confluir haciendo notar cómo el espacio que construye relaciones de jerarquía es el mismo espacio que cuestiona las mecánicas o rutas del poder con el que se pretende segregar o distanciar.
El espacio y la dinámica de interacción entre unos y otros mostrará cómo los modos de vida frente al espacio artificial y natural demarcará las diferencias y las similitudes entre ambas formas de coexistir. A la larga, por más control que se quiera poner sobre una elite, de acuerdo a los comportamientos o a la indumentaria, el espacio geográfico, siempre albergará el sentimiento común de lo que se deberá compartir, y en esta finalidad la representación audiovisual manifiesta un aliado incondicional para repensar el statu quo y el ritmo de las prácticas de emancipación.