Bajo la dirección de Juan Carlos Arango Espitia y con el apoyo de Proimágenes Colombia, el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico y el Ministerio de Cultura de Colombia, la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano presenta en el 2006, una crónica-audiovisual que reúne 40 años de la llegada del cine silente al país.

Con la característica voz del actor Julio Cesar Luna, el documental ‘1897-1937 Cuatro décadas de cine silente en Colombia’ narra el camino cronológico y espacial que atravesó el séptimo arte silente y los tres aspectos esenciales que sirvieron como aliados para la inserción definitiva del cine en el país: Los teatros, las revistas y las casas productoras.

 

PRIMERAS PROYECCIONES

Luna empieza su recuento del cine silente en Colombia con las primeras proyecciones que se hicieron en el país y la participación de empresarios y compañías privadas como organizaciones claves.

Con el cinematógrafo de los hermanos Lumière y el kinetoscopio (o cinetoscopio) de Thomas Edison, el público colombiano pudo ver por primera en 1897, en Puerto Colón, Panamá, la magia de las imágenes en movimiento.

Ese mismo año, exactamente el 21 de agosto, el empresario de espectáculos Manuel Trujillo Durán presentó en el Teatro Peralta de Bucaramanga lo que parece ser la segunda proyección en el país.

En Bogotá otro empresario, Ernesto Vieco, tomó como escenario en 1897 el Teatro Municipal de Bogotá para proyectar imágenes tomadas por los Lumière. Uno y dos años después, Medellín y Cali tuvieron sus primeras proyecciones de imágenes colombianas.

 

LOS TEATROS

Los teatros y espacios de exhibición fueron los principales aliados del cine para que este se consolidará en las principales actividades de entretenimiento de los colombianos.

En el documental, Julio Cesar Luna narra y destaca algunos de los teatros más importantes de principios del siglo pasado, no solo de la capital sino de otras ciudades del país.

En Bogotá, por ejemplo, estaban el Teatro Municipal, el Teatro San Diego, el Gran Salón Olympia de los hermanos Di Domenico y el Teatro Faenza, con capacidad para aproximadamente cinco mil y mil quinientas personas respectivamente.

En Cartagena y Cúcuta estaban los teatros ‘Variedades’ y Guzmán Berti, mientras que en Medellín y Barranquilla se encontraban el Teatro Junin y el Teatro Cisneros, este último construido por el General Diego De Castro.

 

LAS REVISTAS

Otro aliado esencial en la presentación del cine a la sociedad colombiana fueron los medios de comunicación, principalmente las revistas especializadas en el cine silente.

Entre ellas se encontraban ‘El Kine’ fundada en 1914, la revista del teatro cucuteño Guzmán Berti, ‘El Cine Gráfico’, o ‘Películas’, editado por los hermanos Di Domenico y publicada el 6 de noviembre de 1916.

 

LAS CASAS PRODUCTORAS

Finalmente, la crónica-documental de Arango Espitia cierra con las casas productoras más importantes del cine silente y sus películas más conmemorables.

Una de ellas fue ‘El Drama del 15 de octubre’, largometraje de Di Domenico hermanos y Compañía el cual relata el asesinato del político Rafael Uribe Uribe.

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Las adaptaciones literarias también fueron fuentes de inspiración para las películas silentes. La Bahia Film Compañy produjo ‘María’, obra literaria por el novelista colombiano Jorge Isaacs y estrenada en 1922. Así mismo, en 1924 La SICLA (Sociedad Industrial Cinematográfica Latinoamericana), productora de los hermanos Di Domenico, adaptó la novela del escritor José María Vargas Villa ‘Aura y las violetas’.

Por otro lado, la Compañía Filmadora de Medellín produjo su primer y único largometraje en 1925: ‘Bajo el cielo antioqueño’, el cual relataba la historia de amor entre una colegiala de la alta sociedad y un joven bohemio de bajos recursos. El estreno se llevó a cabo en el Teatro Junin.

También, algunas casas productoras plasmaron acontecimientos devastadores por medio de grandes películas. Este fue el caso de ‘Manizales City’, documental de la productora La Manizales Film Company el cual retrata imágenes del incendió que sacudió a la ciudad en 1925.

Un caso excepcional se muestra en el largometraje con ‘Alma provinciana’, dirigida y producida por una sola persona, Felix Joaquín Rodríguez. Su estreno tuvo lugar en el Teatro Faenza el 13 de febrero de 1926.

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Las críticas sociales y políticas también tuvieron lugar en el cine silente. ‘Garras de Oro’, producida por la empresa Cali film, hace una intensa diatriba a la devastadora de pérdida de Panamá.

Posteriormente, la productora de Acevedos e hijos presenta la última película del periodo silente colombiano. En 1933 se estrena ‘Colombia victoriosa’, relato que expone el conflicto que vivían Colombia y Perú en ese entonces.

 

Así, ‘1897-1937 Cuatro décadas de cine silente en Colombia’ hace una apropiada aproximación de lo que fueron los cuarenta primeros años de historia de cine colombiano.