Víctor Gaviria fue el primer director de cine colombiano en llevar un largometraje al Festival Internacional de Cine de Cannes. Rodrigo D. No futuro fue la película, un homenaje a Umberto D., un clásico del neorrealismo italiano, género que el antioqueño adoptó para narrar las más crudas historias de la realidad del país. Los relatos de la periferia, de lo incómodo, de lo marginal o que es dejado de lado son los temas tras los que va Gaviria.
Su última película, con la que volvió a las salas de cine después de una ausencia de 15 años, retrata la violencia de género con la crudeza propia del fenómeno. La mujer del animal se vuelve incómoda para el espectador, que, luego de ver perpetuado el maltrato durante todo el film, solo puede preguntarse, ¿va a detenerse este ‘animal’ alguna vez? ¿Ella hará algo para revertir la situación?
P. En una ocasión explicó que esta es una película sin redención, ¿por qué?
R.
La persona que me contó acerca del personaje todo el tiempo era con una relación de maltrato constante, entonces para construir el guión, al comienzo, a mi me dio mucha dificultad porque estaba enseñado a que cualquier personaje tiene que tener un sentido de humanidad. Me sorprendí mucho y me confundí porque todo era maltrato, maltrato, maltrato y no hubo nunca nada de humanidad ni de redención.
Uno no está acostumbrado a hacer películas de este tipo y cuando escribí el guión molestaba muchísimo a todo el mundo porque me decían, pero hermano ¿cómo va a hacer una película en blanco y negro? Y ahora que saqué la película a algunos críticos les pareció que no estaba bien eso y obviamente yo he defendido ese punto de vista.
Entendí que el mal en cierto sentido es parte de la humanidad y que ese mal se manifiesta como una pulsión de rencor y de odio absoluto y que de alguna manera se disfraza. El animal obviamente tenía a sus familiares y amigos, y era humano en el sentido de que estaba en el escenario del barrio y todo eso, pero cuando investigo a ver cómo era la relación con todos esos amigos o eran bandidos como él o era gente que actuaba por miedo. No hubo una redención en ningún punto y la busqué, pero no la hubo.
P. La ‘Mujer del animal’ está situada en un sector vulnerable, pero ¿se encuentran los animales en cualquier estrato?
R.
La película es muy extrema, se basa en un testimonio muy concreto ubicado en una comuna de los años 70, pero yo sabía que detrás de este animal otras mujeres y hombres de otras experiencias menos extremas podrían identificarse. Me ha pasado con mujeres que aparentemente son de otros estratos sociales que me han dicho “increíble, pero a mi me han pasado cosas parecidas, he sido maltratada, he sido cautiva, he sido violada”. Como también hay mujeres que se han sentido molestas al verse en el espejo de que ellas también se han permitido caer en la trampa del ‘animal’.
Entonces en un momento dado una mujer se da cuenta que ha estado con un tipo que no hace sino maltratarla. Mujeres que son muy finas, muy autónomas, con mucha libertad y muy cultas y que han permitido que un tipo las trate de esta manera, porque como se ve en la película incómoda muchísimo presenciar un maltrato de género de alguien que no puede salir de allí, que no se escapa.
P. Y está también la otra parte en la que intenta buscar ayuda, pero nadie le cree o hace algo, ¿cómo trabajar con eso?
R.
Esa también es una reacción de esa película, irrita, porque uno se pregunta ¿cómo así que nadie le ayuda? En la vida cotidiana sabemos que eso ocurre, que el miedo es una cosa que cuando lo atraviesa uno para como a otro lugar, lo camina como agachado de todo, porque uno no ayuda a nadie. La verdad es que nosotros intentamos escapar lo más posible de cualquier conflicto.
P. ¿Cómo se da la elección de los actores naturales?
R.
Es muy emocionante todo este casting porque es toda una experiencia que te da la oportunidad de conocer tantas cosas y meterse con la vida de tantas personas, tener una visión más global. Visito mucho estos barrios en busca de los actores e hice al menos 60 reuniones para elegir 150 personas y entrevisté a unas 2.000. Es una cosa extraordinaria para una persona que tiene ganas de contar la ciudad, puesto que conocí de todo.
En ese camino he venido encontrando gente muy buena, siempre tengo la idea de que hay mucho talento de actor natural en estos lugares. Vi docenas de animales y docenas de la mujer del animal, tenía opciones para escoger al personaje y al final uno elige y no sabe si se equivoca, pero conocí una gente muy interesante. Al final lo que queda detrás de la película son toda esa cantidad de rostros de gente común y corriente, de gente de la ciudad y el resultado es una película de realidad muy fuerte.
P. Esta película nace casi que del fracaso de otra, ¿cómo eliges las historias?
R.
Sigo con la misma idea de buscar constantemente historias, porque me fascino con el resultado de una película. En este caso iba a contar la historia de un justiciero de barrio, de un tipo normal que decide enfrentar a los bandidos que los tienen acorralado y empieza a asesinarlos también. Esta historia fracasó porque en el fondo este justiciero termina creando su propia banda y convirtiéndose en un bandido más. Y apareció la historia de la mujer del animal que es la de esta señora que me cuenta sobre este maltrato y dolor. La escojo porque creo que eso es lo que hay que contar, a las mujeres maltratadas, además porque los animales están por todos lados.