El pasado 18 de octubre, la directora de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano participó en el conversatorio sobre “la importancia de la restauración fílmica para la conservación del patrimonio cinematográfico en Colombia”, el evento se llevó a cabo en el Auditorio los Fundadores, contiguo al Teatro México  de la Universidad Central.

En su charla,  Alexandra Falla insistió en que un país sin memoria muere lentamente, pues padece de una grave agonía en la que es incapaz de entender su contingencia y su acontecer cotidiano. Precisamente, por este motivo, el ejercicio de la restauración y la conservación audiovisual resultan imperativos, pues conceden una oportunidad para resignificar el pasado.

Desde una perspectiva más amplia, la memoria es la que permite la construcción colectiva de conceptos y valores que socialmente nos hacen parte de un grupo social. De esta manera, una nación que no reconoce esos elementos comunes permanece sin arraigo y sin identidad cultural, sin valores afectivos de solidaridad con los otros y sin una dimensión clara de la historia.

En este sentido, Falla también mencionó la importancia de los archivos audiovisuales según la UNESCO, en los que su valor patrimonial no solo es referente de política pública o de un deber ser: sino de un imperativo moral que nos permite mirar de cara al futuro.  De esta manera, el deber de preservar ese referente contenido en las producciones audiovisuales que dan cuenta del devenir histórico que explica nuestro presente y que marca el camino por seguir de nuestra consolidación como sociedad, se convierte en un refuerzo de nuestra identidad y del sentido de pertinencia frente al concepto de Nación.

Por último, la directora de la entidad destacó el papel de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano no solo dentro de los ámbitos académicos que subyacen a la investigación del material preservado, sino al alcance de este dentro de la recuperación de un sentido de asimilación de nuestra historia, costumbres, retos y falencias.

Insistió también en que la proyección de estos contenidos busca establecer relaciones afectivas y efectivas con el espectador, para así impactar su noción de la historia y del aparato de representación que se hace de ella. De esta forma, el patrimonio audiovisual es convertido en un motor que acerca a la lucidez de nuestros procesos como sociedad y que contribuye a rescatar no solamente a un hombre,  sino a todo un pueblo.