La historia del cine colombiano ha estado marcada por rescates que, en ocasiones, parecen milagrosos. La reciente selección de La paga (1962), de Ciro Durán, en la sección Cannes Classics del Festival de Cannes, no solo representa un hito para la filmografía nacional, sino también una reivindicación de los esfuerzos institucionales por preservar y restaurar obras emblemáticas de nuestra cinematografía. Detrás de esta hazaña está la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano – FPFC, la Cinemateca de Bogotá y Maleza Cine; en este trabajo, la FPFC se reafirma como pilar fundamental en la custodia de nuestra memoria audiovisual.
La paga fue censurada poco después de su realización, acusada de subversiva por retratar con crudeza las luchas campesinas en la Venezuela de los años sesenta. Durante décadas se creyó perdida. Su reaparición, más de 60 años después, fue gracias a la familia Durán y a un proceso riguroso de restauración de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano y la Cinemateca de Bogotá como aliados del proyecto.
El rol de la FPFC fue mucho más que simbólico. Asumió tareas claves en la producción y restauración, trabajando de la mano con equipos de las entidades mencionadas, a las que se suma la Fundación Cinemateca Nacional de Venezuela. Su respaldo permitió recuperar la cinta a partir de negativos originales en 35 mm, restaurados en resolución 4K, con el apoyo técnico y financiero del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico – FDC. Este esfuerzo técnico y logístico da cuenta del compromiso que esta institución ha sostenido por más de tres décadas con la preservación de nuestro patrimonio fílmico.
Pero este hito va más allá de lo técnico: habla de memoria, resistencia y legado. Gracias al aporte de la Fundación, La paga puede ahora ser vista en uno de los escenarios más prestigiosos del cine mundial, devolviéndole a Ciro Durán el reconocimiento que le fue negado en su tiempo. Su historia, su mirada crítica y su lenguaje cinematográfico, influenciado por el cine soviético, resuenan hoy con una nueva generación de espectadores y cineastas.
En esta línea, la FPFC no descansa en su trabajo por el rescate, catalogación y restauración de decenas de obras que configuran la historia audiovisual de Colombia. Este logro en Cannes es también una prueba del valor que tienen las instituciones culturales cuando están comprometidas con el país y con su memoria. Su participación como coproductora en este proyecto es una señal clara de su evolución: de archivo a actor dinámico en la recuperación y proyección internacional del cine colombiano.
En tiempos en los que la historia suele reescribirse o ignorarse, este tipo de rescates son una forma de resistencia. La FPFC entendió que La paga era más que una película perdida: era una pieza fundamental del rompecabezas histórico del cine latinoamericano, y una obra que merecía justicia. Apostarle a su restauración fue, en ese sentido, un acto político y cultural de profundo impacto. La paga es hoy, más que nunca, una obra viva. Su viaje de regreso, de las sombras al proyector de Cannes, es un triunfo colectivo. Pero entre los protagonistas silenciosos de este renacer, brilla con fuerza la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, recordándonos que cuidar la memoria no es una tarea nostálgica, sino una responsabilidad presente con el futuro.
Por eso, más allá del aplauso internacional que pueda recibir la película, es momento de reconocer y celebrar a quienes, hacen posible que el cine colombiano recupere su voz. No solo rescató una película: se rescató un país entero contenido en 62 minutos de cine.