Hablar del trabajo relacionado con la memoria audiovisual implica hacer énfasis en el escenario colaborativo en el que se adelantan tareas basadas en experiencias comunes que permiten desarrollar sinergias con otras entidades y organizaciones en pro de establecer metas de rescate, restauración y digitalización de los archivos, que a su vez generan una posterior socialización de materiales que constituyen, ni más ni menos, la esencia misma de las naciones.
Según el marco general planteado por la UNESCO se procura entender las imágenes en movimiento como parte del patrimonio, por tanto la generación y fortalecimiento de espacios colaborativos ha permitido el establecimiento de políticas transversales, proyectos conjuntos, capacitaciones, escuelas y talleres en las que participan diversos países. De la mano de esta praxis también se ha logrado la determinación de estándares técnicos que permiten un diálogo entre los archivos.
Al crear alianzas se fortalece el sentido grupal y solidario de dar a conocer material audiovisual que de otra manera se perdería como un objeto inerte dentro de una bodega. Por esta razón, trabajar en equipo resulta apropiado para un mejor cuidado y salvaguarda de estos archivos. Se procura, entonces, llevar a cabo este ejercicio de conservación de una manera participativa y abierta con otros fondos e instituciones que busquen asegurar el renacimiento de unos registros que en potencia constituyen una fuente invaluable de identidad.
Desde un ámbito más dinámico y móvil, como lo es el del contacto con disciplinas transversales, resulta necesario contemplar que los archivos audiovisuales se convierten en agentes primordiales de las narrativas históricas de nuestra contemporaneidad, por lo que su estudio requiere de un proceder epistemológico que no solo se cimiente desde las ciencias humanas y los estudios culturales, sino que también tenga en cuenta a las ingenierías y ciencias de la información. Lo anterior, para que emerjan herramientas y espacios sostenibles para el acceso público a estos acopios.
De acuerdo con lo anterior, experiencias colaborativas como la de la FIAF (Federación Internacional de Archivos Fílmicos), SIPAC (Sistema de Información del Patrimonio Audiovisual Colombiano) y la CLAIM (Coordinadora Latinoamericana de Imagen en movimiento) adquieren relieve en tanto se propician espacios en los que es posible dialogar sobre la idea de comunidad a través del sentido que imprime la memoria como concepto, y asimismo de su desenvolvimiento en la práctica: la promoción del rescate, la restauración y su apropiación y circulación en Colombia, Latinoamérica y el mundo.
La acción agrupada de estas comunidades de trabajo permite un análisis histórico, cinematográfico y audiovisual, en general, que facilita una comprensión más amplía de los temas y cánones no solo del aparato de representación en cada país, o región, sino de los métodos con los que se elabora un acercamiento al archivo, no desde su categoría de espacio físico que alberga documentos, sino desde las condiciones que permiten contemplar las estrategias y criterios que hacen posible y viable su preservación.
La comprensión de esta dimensión política e histórica repercute en el acceso y circulación de estas fuentes audiovisuales, por lo que desentramar el contexto ideológico que les compete resulta una tarea que atiende no solo a idiosincrasias locales sino a la observancia de fronteras y contingencias políticas que surgen en cada país o región con respecto al tratamiento de este material.
Desde lo que compete a la Fundación convenios como los establecidos con entidades como el Fondo Mixto de Promoción Cinematográfico, Proimágenes en movimiento, el ICANH, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, el Centro Nacional de Memoria Histórica, RTVC-Señal Memoria y la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, para citar algunos ejemplos, permiten ver la misión de la conservación como un sueño que solo se realiza mediante una acción colectiva que comprende la memoria como un elemento fundante de la reflexión sobre el pasado, el presente y la proyección a un futuro.
En este mismo sentido, la exhibición de películas en ciclos como Memoria Activa, en asocio con varias universidades también da fe de esos esfuerzos comunes cuyos frutos se encaminan a la resignificación de la memoria y al relieve de los archivos a través de su contacto con el público. De esta manera, resulta indiscutible la necesidad de equipos preocupados por el legado audiovisual, así como de puentes comunes que expandan el potencial de la memoria.