Por Guillermo Forero Cruz

“El tema musical del noticiero de televisión las sacó del estupor. Eran las nueve y media de la noche del 7 de noviembre de 1990. Media hora antes, el periodista Hernán Estupiñán del Noticiero Nacional se había enterado del secuestro por un amigo de Focine, y acudió al lugar. Aún no había regresado a su oficina con los detalles completos, cuando el director y presentador Javier Ayala abrió la emisión con la primicia urgente antes de los titulares: La directora general de Focine, doña Maruja Pachón de Villamizar, esposa del conocido político Alberto Villamizar, y la hermana de éste, Beatriz Villamizar de Guerrero, fueron secuestradas a las siete y media de esta noche”. 

El párrafo anterior,  de la Noticia de un Secuestro de Gabriel García Márquez, nos sirve para ilustrar como los noticieros de televisión han narrado la historia de Colombia, una historia transmitida entre la fantasía y la realidad, en la cual ha sido más importante la telenovela que el noticiero, así lo testimonian miles de páginas con el recuento y la opinión sobre actores, producciones,  libretos, decorados, música y por supuesto sintonía de las telenovelas de turno, frente a unas pocas de los noticieros, casi siempre, referidas al milimétrico reparto político de espacios y horarios entre bandos y partidos, objetividad, censura y libertad de prensa; aunque el noticiero es considerado como un género de realidad y la telenovela como un género de ficción   no podemos invocar el protagonismo de la realidad, la televisión es el reino de la fantasía, los noticieros no son la realidad sino la interpretación que sus realizadores hacen de la historia cotidiana, son otra forma de ficción.

Los noticieros de televisión son una composición sintética del acontecer, conformado por noticias (es decir notas pequeñas) cuyo orden, prioridad y duración, connotan la importancia atribuida a cada suceso, todo  esto enmarcado por un despliegue tecnológico de cámaras, luces, micrófonos, decorados, imágenes, sonidos, vestuario y maquillaje que, junto con la forma de hablar y actuar de presentadores, periodistas y locutores, configuran una puesta en escena que trasmite una visión de la historia, de la memoria y la cultura en un momento determinado; allí radica su valor patrimonial e importancia, dado que muestran no solo el acontecer diario sino la mentalidad y el contexto de la época. 

La riqueza de los noticieros de televisión está presente en sus activos de patrimonio audiovisual: elementos, productos y obras con valor histórico, social, cultural y económico (documentos gráficos, fotografías, sonidos, imágenes en movimiento), que reflejan nuestra memoria e identidad: aquello que fuimos, somos y seremos.

Cada emisión del noticiero crea una interacción entre lo transmitido y lo vivido, un ambiente alrededor de los hechos sucedidos modela la opinión pública en una espiral de comunicación que va más allá de la pantalla y da como resultado la construcción del actuar y de la historia, de la cual los noticieros dan cuenta; sus narraciones son retazos de la cotidianidad que adquieren significación y valor al ser puestos al alcance de todos mediante la gestión del patrimonio audiovisual. 

La tarea de los especialistas en gestión del patrimonio audiovisual, que incluye rescate, colección, inventario, digitalización, catalogación, circulación, divulgación y preservación de los documentos audiovisuales, permite  conformar y consolidar acervos, que posibilitan reconstruir la historia; cada documento, cada rollo de película es un “diario” que al ser proyectado y compartido, devela maneras de ser, de actuar, permite conectar con otras generaciones y  ampliar nuestra memoria colectiva para no sucumbir en ese combate entre la memoria y el olvido.

Como una vía de acceso que nos introduzca en la colección de los noticieros de televisión de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, haremos un recorrido que da cuenta del inicio de los primeros noticieros de televisión en nuestro país. Nos ubicamos en una primera época entre 1954 y 1964, período determinado por la existencia de la Televisora Nacional de Colombia, caracterizado por la tendencia a mostrar y reforzar la imagen de los gobiernos, el progreso tecnológico y el desarrollo social. 

La noche del  13 de junio de 1954 se inició la historia de la televisión en Colombia con la transmisión originada desde el estudio de San Diego, en el sótano de la Biblioteca Nacional, y un puesto a control remoto en el Palacio de San Carlos en donde las cámaras captaron las imágenes del Teniente General Gustavo Rojas Pinilla en su discurso de inauguración tras la interpretación del Himno Nacional ejecutado por la Orquesta Sinfónica de Colombia, después vino el primer noticiero: el Noticiero Internacional Tele News, un programa de 10 a 15 minutos de duración realizado por el Servicio Internacional de Noticias (INS), agencia estadounidense fundada por el editor de periódicos William Randolph Hearst en 1909, que posteriormente, en 1958, al fusionarse con la United Press, se convirtió en la United Press International. 

El Noticiero Tele News transmitido semanalmente por la DuMont Television Network, compañía norteamericana propiedad de DuMont Laboratories (empresa proveedora de los primeros equipos para la televisión de nuestro país), sirvió de modelo para la producción de los futuros telenoticieros, que continuaron el esquema de un presentador locutor anunciando las noticias ilustradas con imágenes, combinado con el estilo de producción apropiado por los técnicos cubanos traídos para el inicio de la televisión y los primeros expertos colombianos, un ejemplo de esta adaptación se observa en las imágenes fotográficas de la trasmisión inaugural el General Rojas aparece en el escritorio, delante de dos cámaras y cuatro lámparas, en este caso se trató de “alumbrar” el escenario  de forma uniforme con las tres luces difusas (scoops), y destacar el personaje con la luz concentrada (fresnel), modelo alejado del concepto inglés de “iluminar”, basado en el principio del triángulo, que para estas situaciones propone un arreglo de tres luces, dos concentradas (fresnel), colocadas una generalmente a la derecha del personaje, otra detrás y una dispersa (scoop) adelante a la izquierda; variaciones como esta serán frecuentes a lo largo del desarrollo de la producción televisiva colombiana, irán apareciendo gracias al pragmatismo, la informalidad, la necesidad, el ingenio o el olvido, como lo ejemplifica este relato: “Cuando Gómez Agudelo contrato el personal en Cuba, omitió un elemento vital en la producción de un programa de televisión: el director. Gaspar Arias era director de cámaras, pero no de producción, y cuando se fue a hacer la primera transmisión, Arias inquirió por el director y al no existir tal elemento en Colombia, hubo que optar por confiarle la dirección del programa al director de cámaras (switching engineer), quedando establecida desde ese instante la presidencia del director del programa en la cabina de producción” (1).

En nuestro país los informativos televisivos comenzaron con el Noticiero Gráfico, un boletín de prensa diario en el cual se mostraban las realizaciones del gobierno, presentado por Marcos Tychbrojher, jefe de programación de la Televisora Nacional. La descripción del periodista Alfonso Castellanos permite tener una idea de cómo era este espacio: “duró apenas tres meses…Marcos juntaba las noticias, los textos que enviaba la Oficina de Prensa de Palacio, las películas que hacía Inravisión dentro de palacio y los cables de la France Press, y con eso armaba el boletín. Era fundamentalmente un locutor leyendo unos textos y pasaban algunas películas” (2). Realmente era producido por la Oficina de Información y Prensa del Estado ODIPEP y quien realizaba las películas era la División de Cinematografía pues aún no existía INRAVISIÓN.

En 1955 “el Gobierno Nacional estimó conveniente el ingreso de algunos elementos de competencia en el campo de la TV y en consecuencia le abrió las puertas a la TV comercial” (3) Esta apertura consistió en el arriendo de espacios y en su desarrollo se autorizó, en 1956, la emisión de un informativo católico con el nombre de El Minuto de Dios y de un espacio diario llamado Noticiero Suramericana, arrendado a la  empresa antioqueña Suramericana de Seguros, realizado por Par Publicidad, con duración de 8 minutos, todos los días de lunes a viernes, a las 8 y 40 o 9 de la noche. “El Minuto de Dios, dirigido por el Padre García Herreros tenía como lema “Yo no vine a ser servido sino a servir”, tuvo mucha crítica lo que obligó a reducir su tiempo al aire a 5 minutos, desde 1957” (4). 

En 1957 Punch, empresa productora de televisión, por encargo de McCann Erickson, agencia de publicidad de la compañía petrolera Standard Oil, comenzó a producir el Reporte Esso, un noticiero diario de 15 minutos, cuya realización periodística estaba a cargo de la United Press Internacional. Al respecto Carlos J. Villar Borda en su libro La Pasión del Periodismo, editado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano, escribió: “Poco después de inaugurada la televisión en Colombia…la Standard Oil Company de New Jersey decidió duplicar el Reporter Esso por televisión…Éste fue el primer noticiero de televisión que hubo en Colombia. La UP ya había iniciado un servicio de películas, más estas no llegaban por satélite sino por correo, y el primer locutor fue José Nieto. Aunque yo no figuraba, era prácticamente el director del noticiero, estableciendo el formato y la distribución de las noticias. Desde luego había deportes y una que otra noticia de farándula… Me colaboraban en la redacción Pedro Acosta Borrero, Alfonso Castellanos, Aris Vogel y Fernando Buitrago… Cuando la Esso decidió retirarse de la radio y la televisión… (Alberto) Peñaranda (de Punch) decidió continuar el noticiero por su cuenta. Al poco tiempo obtuvo el patrocinio de la compañía Suramericana de Seguros y el telenoticiero paso a llamarse Noticiero Suramericana” (5). 

Hacia noviembre de 1957 apareció el Mundo al Vuelo, noticiero realizado por la oficina de relaciones públicas de la aerolínea Avianca y Publicidad Toro, presentado por Julio Hernando Pinzón, de quien su hermano Carlos recordó: “Mi modelo radial fue Julio Eduardo Pinzón, a quien admiré por su vocalización, dicción su pronunciación era perfecta reposada, segura, natural lo que le daba gran credibilidad. Escucharlo leer un noticiero era una catedra de locución, por esto fue llamado a leer y presentar el noticiero de televisión, El Mundo al vuelo” (6). Este noticiero, fue reseñado como un programa de avanzada, uno de cuyos aportes más destacados fue la agilidad en la presentación de películas con imágenes noticiosas: “Es un novedoso sistema periodístico, ya que la relación de los hechos va acompañada con la exhibición de una película tomada en el mismo sitio donde el hecho se sucede y transportada directamente desde Nueva York por los aviones de Avianca, en forma diaria” (7). 

“En septiembre de 1958 empezó a transmitirse el Teleperiódico  El Meridiano, que apareció por un corto período, de lunes a viernes al mediodía… Aparecen en la nómina de este noticiero Rafael Maldonado Piedrahita y Eduardo Camargo Gómez (directores); Manual Franco Posse (director de televisión), Chapete, Merino y Aldor (caricaturistas), Camilo López García (controles remotos), Hile Frichman (“un rostro en el Meridiano”), Mary Luz Uribe de Holguín (directora de la sección “Sólo para señoras”) y Hernán Mejía Vélez (narrador) (Estampa, 1958, 9 de septiembre) (8). Esta información refleja un enriquecimiento del formato del noticiero, una estructura con secciones y especialistas. La presencia de Rafael Maldonado Piedrahita, referenciado por el historiador Jorge Orlando Melo como “amigo marxista del cura guerrillero Camilo Torres” (9), del periodista conservador Eduardo Camargo, unidos al caricaturista liberal Hernando Turriago Riaño “Chapete”, Hernán “Merino” Puerta y el anticomunista Peter Aldor; dejan ver un amplio espectro de pensamiento que probablemente caracterizó la creatividad en este espacio que dejó de transmitirse por dificultades financieras. 

“El Tele-meridiano, se encontraba dirigido por Eduardo Camargo Gómez, con la gerencia comercial de Ferenc Vajta, tenía características de un diario impreso y sería el primer informativo de carácter comercial, con las secciones correspondientes de editorial, noticias, deportes, económicas y una magnífica sección femenina, que era producida por Mariluz Uribe de Holguín” (10) 

De esta época también existe una mención al “Telenoticiero de las 7 de la mañana, que después paso a las 12 de la noche, de Marco Alzate Avendaño” (11) 

La producción de los primeros noticieros de la televisión colombiana estuvo marcada por la influencia de la prensa, particularmente de las agencias de noticias, las agencias de publicidad y la radio, los directores, periodistas, presentadores e ilustradores provenían de tales medios que nacieron con una clara tendencia política, lo cual influyo en el tratamiento de las noticias, este fenómeno también pasó a la televisión. La radio en sus “radioperiódicos” tomaba las noticias de la prensa como fuente de información, en algunos casos solo se limitaba a leerlas, lo mismo hicieron al comienzo los “teleperiódicos” y telenoticieros, posteriormente crearon equipos de redacción propios con periodistas especializados, que utilizaban otras fuentes como los “cables” (noticias de las agencias de prensa, transmitidas por cable), generaban sus propias noticias y aportaban su enfoque y comentarios.

Todo este despliegue exigía personas con experiencia y aptitudes que les permitieran desempeñarse con dominio y propiedad, que ante el surgimiento de  impases o imprevistos pudieran aportar recursos y soluciones para evitar cualquier interrupción, por ello se acudió a periodistas de agencias de noticias, redactores de prensa, locutores y presentadores de radio, ilustradores de agencias de publicidad, caricaturistas, escenógrafos y personal técnico que con su agilidad y creatividad solucionara cualquier dificultad. Entre los Locutores de noticias de este tiempo se destacan: José Nieto, Francisco José Restrepo, Santiago Munévar, Julio Hernando Pinzón, y Hernán Castrillón Restrepo. Como directores y periodistas podemos mencionar a Jairo Tobón Villegas, quien fue director creativo de Publicidad Toro y director de el mundo al vuelo, Carlos J. Villar, Gonzalo Castellanos, Aris Vogel, Pedro Acosta Borrero, Fernando Buitrago, Camarógrafos: Horacio “El Negro” Posada, Francisco “Pacho” Muñoz y como “productor” Manuel Medina Mesa.

Para la realización de los noticieros se utilizó el mismo esquema empleado para producir “en vivo” comerciales, concursos, musicales o teleteatro. El locutor sentado al frente de un escritorio con un panel de fondo, en el cual generalmente aparecía un cartel con el logotipo de la empresa patrocinadora y la fecha, iba leyendo una a una las noticias, cuyo texto no pasaba de unas pocas líneas escritas en un libreto que indicaba la secuencia de imágenes, sonidos y las acciones a ejecutar por el equipo de producción. Cada noticia era complementada con una película, una fotografía, un mapa, un dibujo o un letrero; para la realización se contaba con dos cámaras, una enfocando al locutor- presentador y la otra dirigida al atril sobre el cual se montaban las ilustraciones; se disponía de un micrófono para el locutor, cuya iluminación seguía el esquema descrito al reseñar el cubrimiento del discurso de Rojas Pinilla en la ceremonia de inauguración del 13 de junio del 54.

Horacio “El Negro” Posada, uno de los camarógrafos de la época, cuenta como era la emisión de un noticiero: “En el estudio no había mucha gente. El personal en el estudio estaba compuesto por el presentador, el coordinador, dos camarógrafos y el auxiliar, encargado de colocar los cartones o “créditos” con ilustraciones en el atril. Al grito de silencio se encendía el letrero “al aire” que estaba sobre la puerta, en el estudio y en el control master. El “productor” por medio de un sistema de comunicación interna daba órdenes al coordinador y al personal del estudio, a su vez seleccionaba en la consola la imagen que se transmitía, a su lado, el operador de sonido activaba o desactivaba el micrófono, daba paso al sonido de las películas o dejaba correr un disco con una cortina musical mientras, en otra sala, el operador del telecine proyectaba las películas en el momento y en el orden dispuesto”. Esto sucedía al aire y en directo, pero previamente había todo un trabajo, el director de la agencia de noticias y los periodistas que le apoyaban comenzaban su labor diaria muy temprano en la mañana, revisaban y preparaban las noticias, solicitaban a los camarógrafos la filmación y cuando llegaban las películas redactaban el texto y confeccionaban el libreto dándole forma, ilustrando las noticias de acuerdo con la disponibilidad de películas, fotografías o gráficos. Posada cuenta: “Se filmaba, revelaba y emitía el mismo día, las filmaciones se mandaban listas, editadas en cámara, generalmente no había tiempo de editar, eran noticias de un minuto o máximo minuto y medio… la materia prima era la imagen y ¿cómo se consigue la imagen?, había que saber dónde estaba la noticia” (12)

La misión del noticiero consistía en llevar las noticias desde un estudio de televisión, pero las noticias ocurrían fuera, en las calles, las ciudades, los campos, lo cual obligaba a salir a conseguir las imágenes, a “buscar la noticia”. Lo ideal sería tener cada noticia ilustrada con una película, con imágenes y sonido, pero en el país no eran muchos los camarógrafos expertos, ni los equipos existentes, más aún cuando en esta época la única posibilidad de registrar imágenes en movimiento era el cine de 35 o 16 milímetros. Con cámaras de tamaño adecuado, ojo afinado, perspicacia, agilidad y los bolsillos llenos de rollos de película blanco y negro, reversible, de 100 pies, camarógrafos como Horacio Posada, se convirtieron en cronistas cinematográficos de la actualidad. La mayoría de filmaciones se hacían sin sonido directo, era un “lujo” que sólo se utilizaba con personajes destacados o en ocasiones especiales. La noticia “estrella” que recuerda Posada es la Muerte del Teniente Escobar:

“Me levanté y como a las siete de la mañana le dije a mi hermano, que trabajaba conmigo, que fuera a Usaquén a cobrar una deuda de un Capitán, como a las 8 me llama a decirme que hay mucho movimiento, que no los dejan acercar y que están saliendo equipos como si fueran para la guerra, no se sabe qué pasa, ni nos dicen nada. No sé, pero algo muy grave está pasando aquí. Yo dije, ahí está la noticia, alisté mi cámara, con un asistente tomamos un taxi y nos fuimos para Usaquén, pero cuando llegamos ya había pasado todo, pregunté para donde cogieron y nos indicaron, le dije al del taxi que nos llevara detrás de ellos…  al bajar hacía un pueblo pequeñito, creo que era Choachí, bajamos para ver qué pasaba, llegamos donde había un tumulto de gente, me fui metiendo con mi cámara, alcancé a ver dos tipos que alegaban y cuando vi que discutían e iban caminando, mientras que uno iba pecheando al otro contra una volqueta… le decía entréguese, entréguese el otro trato de quitarle el arma pero el alcanzó a darse cuenta y ta, ta, ta,… yo dije: vámonos hermano, llamé y dije tengo la muerte de ese señor, me dijeron mándamelo que con eso abrimos el noticiero pero no vayas a decir nada a nadie, que escándalo… y eso fue lo que salió al aire. Al otro día: estado de sitio. Era una película de 3 a 5 metros, está toda la secuencia… Esa película la tengo, tengo el original, afortunadamente trabajé con negativo, mandé fue las copias”.

Los noticieros son un género muy importante de la televisión que tanto ayer como hoy juegan un papel relevante, dado que transmiten una visión de la realidad, convirtiéndose en una “ventana al mundo”, un espacio para conocer la actualidad y ubicarse en la cotidianidad; seguir su historia es conocer nuestra cultura, nuestra forma de vida; pero no siempre tenemos los registros  que lo permitan, en el caso de la época que nos ocupamos, del tiempo inicial de los noticieros de televisión en Colombia, existen muy pocos documentos, encontramos algunas narraciones, fotografías y un fragmento sonoro del Telemeridiano, con fecha de emisión y/o producción del 30 de julio de 1958, constituido por una entrevista al General Rubén Piedrahita, miembro de la Junta Militar que gobernó después de la caída del General Rojas Pinilla, en el catálogo de la Fonoteca de Señal Memoria; (13), igualmente en la Fundación Cinex, que gestiona el archivo de Horacio Posada, se referencian, entre otras,  imágenes de la muerte del Teniente Escobar (1962), del presidente Alberto Lleras Camargo (1963), de la refinería de Ecopetrol en Barrancabermeja (1964), realizadas para el Reporte Esso.

Continuar investigando, coleccionando, preservando y gestionando el patrimonio audiovisual de los noticieros de televisión cuyos documentos recrean y proyectan hechos y vivencias de la memoria colectiva, se convierte en tarea fundamental para propiciar que los recuerdos surjan, que se recreen espacios, contextos y sentimientos para evitar la pérdida de nuestra memoria, el “alzhéimer” nacional.

  1. Gómez, H., Lemaitre, J., Ospina, P.  “Los inicios de la televisión en Colombia”, Universidad de la Sabana, Chía, Colombia, 2002. p. 32.
  2. Ronderos, M. “Punch. Una experiencia en televisión”, Plaza & Janés, Bogotá, Colombia,1991, p.37.
  3. Vizcaíno, M.” Historia de una travesía: cuarenta años de la televisión en Colombia”, Instituto Nacional de Radio y Televisión INRAVISION, Bogotá, 1994, p. 37.
  4. Ramírez, F. “Los primeros informativos de nuestra televisión” en https://centralplusco.blogspot.com/2018/05/los-primeros-informativos-de-nuestra-tv.html) , última consulta 12 diciembre de 2019. 
  5. Villar B., C. “La Pasión del Periodismo”, Universidad Jorge Tadeo Lozano, Bogotá, Colombia, 2004, p. 153-154.
  6. Hozzman, É. “El locutor que les mostró la luna a los Colombianos”,  en http://www.eje21.com.co/2017/11/el-locutor-que-les-mostro-la-luna-a-los-colombianos/
  7. Vizcaíno, M.” Historia de una travesía: cuarenta años de la televisión en Colombia”, Instituto Nacional de Radio y Televisión INRAVISION, Bogotá, Colombia, 1994, p. 66.
  8. Carrillo, A., Montaña, A. “Vértigo y ficción, una historia contada con imágenes. Noticieros de televisión en Colombia 1954-1970” Universidad Javeriana, Signo y Pensamiento 48, volumen XXV, enero-junio 2006, Bogotá, Colombia p 141.   
  9. Melo, J.O. “Camilo Torres, primer sacerdote guerrillero” en http://www.jorgeorlandomelo.com/camilo_torres.htm, última consulta 12 diciembre de 2019.
  10. Gómez, H., Lemaitre, J., Ospina, P.  “Los inicios de la televisión en Colombia”, Universidad de la Sabana, Chía, Colombia, 2002. p. 158.
  11. Ronderos, M. “Punch. Una experiencia en televisión”, Plaza & Janés, Bogotá, Colombia,1991, PUNCH Una experiencia en televisión p.38.
  12. Entrevista a Horacio Posada, realizada el 12 de diciembre de 2019.

Señal Memoria Colombia, “Meridiano, el primer teleperiódico colombiano” en   https://www.senalmemoria.co/articulos/meridiano-el-primer-teleperiodico-colombiano-0 última consulta 12 diciembre de 2019.