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Noticieros: La realidad narrada

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Los primeros noticieros en la televisión colombiana

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DÍAS DE NOTICIAS

Por Alexandra Falla Zerrate (*) Los informativos y noticieros han sido históricamente formatos de una alta demanda por parte del público consumidor de medios; tanto en el cine como posteriormente…

Noticieros: La realidad narrada

By Especial

Jerónimo Rivera-Betancur, PhD.(*)

Nuestro presente es consecuencia directa de nuestra historia y, más allá de los hechos que ocurrieron, somos resultado de la forma como nos contaron estos hechos y de las decisiones que se tomaron con base en esos relatos. De allí que la preservación de los noticieros del país, su presentación al público y catalogación para el servicio de investigadores y estudiosos de distintas áreas de las artes y las ciencias sociales, es una excelente noticia que, con seguridad, redundará en un conocimiento más profundo, no solo de lo que somos y fuimos, sino también de cómo nos hemos narrado.

Así como los géneros cinematográficos tuvieron su aparición varias décadas después de la invención oficial del cine a finales del siglo XIX, los noticieros cinematográficos tuvieron que esperar varios años para encontrar su estilo particular y refinar sus intenciones narrativas y periodísticas. En el ejercicio de la realización, los noticieros pasaron por el uso de muchos recursos y no deja de ser curioso para el espectador contemporáneo encontrar materiales cercanos a las narrativas de la ficción, con discursos ideológicamente cargados, enfocados en las clases dirigentes, con textos y voces radiofónicas y música grandilocuente.

La primera proyección de la historia, el 28 de diciembre de 1895, atrajo a 33 espectadores que, desconcertados, presenciaron las extrañas imágenes que, en blanco y negro y con una velocidad acelerada, aparecían en las paredes como espectros de la realidad. No fue su capacidad para construir sueños ni mundos fantásticos, sino su potencial como huella de la cotidianidad, como registro de un presente que inmediatamente pasa a convertirse en pasado, lo que atrajo a las primeras generaciones de cineastas que, siguiendo el legado de los hermanos Lumiere (promotores de aquella proyección) se dedicaron durante los primeros años a llevar el nuevo invento por todo el mundo para filmar y, posteriormente, proyectar esos fragmentos del tiempo que captaron con sus cámaras.

La contundencia de la imagen en movimiento obligó a repensar las formas de hacer el periodismo y las transformaciones en los periódicos para incluir más información visual fueron una consecuencia inevitable. Paz y Sánchez (1999: 18) sugieren que simultáneamente a la aparición de los noticiarios, surgió el reportaje fotográfico en prensa y que “la fotografía en prensa y las imágenes de actualidad cinematográfica representaron el arranque de la cultura visual que domina a lo largo de todo el siglo XX”. De esta forma, el cine se instauró desde el inicio como un vehículo para acercarse a la realidad, para conocer el mundo y para conocernos mejor también a nosotros mismos.

Derivados de las vistas en movimientos, fragmentos de realidad registrados de forma aparentemente espontánea por las cámaras de cine, el inicio del siglo XX trajo a los primeros noticieros cinematográficos hacia 1905 en los Estados Unidos y desde 1908 en Francia, gracias al impulso dado por el célebre empresario Charles Pathé. Ya en los primeros intentos se vislumbraban algunas características que marcarían los noticieros audiovisuales: trabajo de reportería, cierto criterio periodístico y periodicidad regular. Los noticieros de las primeras décadas, sin embargo, debieron competir con la actualidad reconstruida[1][1] que, apoyándose en narrativas de la ficción, resultaba tanto o más atractiva para el público, aunque en aras del entretenimiento no fuera tan fiel a la realidad.

Un caso paradigmático es el de la icónica película El nacimiento de una nación de David W Griffith, el primer gran largometraje de la historia, que instaura lo que conocemos como “modelo de representación institucional” y las bases del lenguaje cinematográfico. La película pone en escena una historia ocurrida durante la guerra de secesión norteamericana y representa acontecimientos reales como el asesinato de Abraham Lincoln con gran precisión técnica. El punto de vista, no obstante, dista de ser objetivo y, por el contrario, toma partido a favor del ejercito sudista y en contra de los afroamericanos que aparecen como los villanos, mientras los activistas del tristemente célebre Ku Klux Klan fungen como héroes.

La puja entre ficción y no ficción se debate desde entonces entre la verdad como eje rector de las narrativas documentales y la verosimilitud como valor supremo de la ficción. Los noticieros antiguos son mucho más que un registro objetivo de los acontecimientos de la realidad, son documentos históricos que nos hablan de las formas, ideas y conceptos de una sociedad, expresando cosmovisiones particulares y presentando una ventana hacia el pasado que nos permite, con el conocimiento privilegiado de su devenir, tomar posturas críticas frente a sus modos de narrar.

Los noticieros nos dicen mucho más de lo que locutores y periodistas expresan con palabras y los camarógrafos con sus imágenes. Su construcción narrativa nos habla de un relato particular que toma partido, muchas veces sin quererlo, en la construcción de héroes y villanos, aliados y opositores, posiciones correctas e incorrectas y, de esta manera, construye narrativas de cada nación y cada época en particular. La importancia de esto subyace en el hecho de que cada sociedad es representada por los medios y, como en un juego de espejos, se reconstruye a partir de estas representaciones. Ver las transformaciones en la narrativa de los noticieros es ver también la evolución de la sociedad.

En el caso colombiano, los noticieros cinematográficos cumplieron un papel fundamental cuando nuestros pioneros del cine de ficción se desanimaron por la baja respuesta del público a las historias locales. Es justo reconocer que mientras en el mundo ya se habían visto films de Griffith, Lubitsch, Murnau, Lang y Chaplin, entre otros; en nuestro país las películas eran solo balbuceos narrativos con escaso manejo del lenguaje audiovisual. Es interesante, por tanto, ubicar el momento en que el país alcanzó a entrar en la lógica de lo que internacionalmente se ha denominado como el “modelo de representación institucional” del cine, que aparece con Griffith hacia 1915. El caso es que, desde inicios de los años 30, pioneros del cine colombiano como los hermanos Acevedo y los hermanos Di Doménico abandonaron la ficción para dedicarse a la producción de los primeros noticieros cinematográficos.

Aquellos primeros noticieros nacionales usaron recursos y formas heredadas de noticieros europeos y norteamericanos que llegaron a las salas de cine suscitando gran interés en el público. Seguramente, los primeros productores se rindieron ante la imposibilidad de competir contra la ficción europea y norteamericana y vieron en los noticieros la única oportunidad real de llevar a los colombianos imágenes propias y, de esta forma, hacer un cine rentable. El cine nacional, desde entonces, ha descubierto que la única forma de competir con la avasalladora fuerza de la gran industria del cine es llevando las cámaras a donde el cine internacional no llega: a las realidades más próximas de los espectadores.

El cine recupera de esta forma su posibilidad de ser un espejo que permita al espectador verse en la pantalla y recuperar aquellas historias que le interesan y afectan; pero también representa un modelo aspiracional que le muestra aquello que quiere llegar a ser. En una escala más amplia, estos primeros noticieros no solo registran los hechos que ocurren en el país real, sino la puesta en escena de un país idílico, modelo de progreso y desarrollo.

Más allá de las noticias y el registro de los acontecimientos, históricamente los noticieros nos han hablado acerca de las ideologías, valores y relatos hegemónicos. Sus inclusiones y sus omisiones nos han presentado una agenda de país. Es clave, por tanto, que investigadores y académicos analicen aspectos como el tono de voz y el acento de los narradores, el punto de vista, el manejo del lenguaje audiovisual, los emplazamientos de la cámara, el papel de la música y el montaje, la estructura narrativa y el enfoque periodístico, entre otros, para entender mejor la historia de cómo nos hemos contado como nación y cuáles han sido los relatos privilegiados.

Estudiar los noticieros de Colombia nos habla también de los gobiernos y la relación del periodismo con el poder como amanuense o crítico de las políticas gubernamentales. La historia de los noticieros en el país debe incluir el estudio de formatos cinematográficos como el Noticiero nacional de los hermanos Acevedo, Sicla Journal de los Di Doménico, el Noticiero Cineco o Actualidad panamericana; pasando por noticieros icónicos como Teletigre, Telediario, 24 horas, y AMPM del modelo de la televisión estatal en el país hasta llegar al entorno actual en que canales privados, públicos y por cable deben competir con la información que llega procedente de todo el mundo a través de medios y redes sociales y enfrentar el alarmante aumento de las “fake news” y del mal llamado fenómeno de la “posverdad”.

En una historia tan convulsionada como la de nuestro país, es importante también recuperar y exaltar la heroica labor de periodistas que han sido los ojos y los oídos de los ciudadanos, que han llegado con sus cámaras a lugares con escasa presencia gubernamental, que han arriesgado su vida para la búsqueda y preservación de la verdad y que han sabido mantener la independencia, aunque su integridad física dependa de ello. De igual forma, los análisis académicos de los medios de comunicación como organizaciones permitirán hacer una evaluación rigurosa y objetiva de su papel en la construcción del tejido social o en el recrudecimiento de las problemáticas del país. Investigadores, críticos, estudiantes y público general podrá acercarse a esta nueva plataforma para entender, sin necesidad de juzgar, cuál ha sido el rol de los medios en la escena nacional.

Entender la forma como los noticieros han narrado el país va mucho más allá de hacer un trabajo de recuperación histórica, implica abrir una importante puerta a la reflexión sobre los modos de producción y los discursos imperantes en nuestros relatos de nación. Conocer nuestra historia es fundamental para trazar el mapa de hacia donde queremos dirigirnos y, cuando sea menester, recordar el rumbo a quienes se dedican hoy al periodismo televisivo para que se entienda que esta labor compleja e indispensable, que suele hacerse con urgencia y con afán, trasciende el registro de unos hechos para escribir una nueva página de nuestra historia cada día.

REFERENCIAS:

Alsina, H y Romaguera, J (1989). Textos y manifiestos del cine. Cátedra: Madrid.

Gubern, R (1989). Historia del cine. Lumen: Barcelona.

Paz, M y Sánchez, I (1999). La historia filmada: los noticiarios cinematográficos como fuente histórica. Una propuesta metodológica en Film-Historia, Vol. IX, No.1: 17-33.

Sadoul, G (2004). Historia del cine mundial: desde los orígenes. Siglo XXI: México DF.

[2][1] Así se llamó a un género cinematográfico de los primeros años, instaurado por James Williamson, director perteneciente a la llamada “Escuela de Brighton”, Inglaterra, consistente en la recreación mediante puesta en escena de acontecimientos relevantes. No se consideraba periodismo, pero permitía a los espectadores visualizar una recreación de los hechos para acercarse a los mismos. Las puestas en escena siguen siendo hoy un recurso importante para los noticieros cuando se quiere representar un suceso del que no se poseen imágenes o que es difícil de imaginar.

 

(*) Docente investigador del campo audiovisual. Universidad de La Sabana

Los primeros noticieros en la televisión colombiana

By Especial

Por Guillermo Forero Cruz

“El tema musical del noticiero de televisión las sacó del estupor. Eran las nueve y media de la noche del 7 de noviembre de 1990. Media hora antes, el periodista Hernán Estupiñán del Noticiero Nacional se había enterado del secuestro por un amigo de Focine, y acudió al lugar. Aún no había regresado a su oficina con los detalles completos, cuando el director y presentador Javier Ayala abrió la emisión con la primicia urgente antes de los titulares: La directora general de Focine, doña Maruja Pachón de Villamizar, esposa del conocido político Alberto Villamizar, y la hermana de éste, Beatriz Villamizar de Guerrero, fueron secuestradas a las siete y media de esta noche”. 

El párrafo anterior,  de la Noticia de un Secuestro de Gabriel García Márquez, nos sirve para ilustrar como los noticieros de televisión han narrado la historia de Colombia, una historia transmitida entre la fantasía y la realidad, en la cual ha sido más importante la telenovela que el noticiero, así lo testimonian miles de páginas con el recuento y la opinión sobre actores, producciones,  libretos, decorados, música y por supuesto sintonía de las telenovelas de turno, frente a unas pocas de los noticieros, casi siempre, referidas al milimétrico reparto político de espacios y horarios entre bandos y partidos, objetividad, censura y libertad de prensa; aunque el noticiero es considerado como un género de realidad y la telenovela como un género de ficción   no podemos invocar el protagonismo de la realidad, la televisión es el reino de la fantasía, los noticieros no son la realidad sino la interpretación que sus realizadores hacen de la historia cotidiana, son otra forma de ficción.

Los noticieros de televisión son una composición sintética del acontecer, conformado por noticias (es decir notas pequeñas) cuyo orden, prioridad y duración, connotan la importancia atribuida a cada suceso, todo  esto enmarcado por un despliegue tecnológico de cámaras, luces, micrófonos, decorados, imágenes, sonidos, vestuario y maquillaje que, junto con la forma de hablar y actuar de presentadores, periodistas y locutores, configuran una puesta en escena que trasmite una visión de la historia, de la memoria y la cultura en un momento determinado; allí radica su valor patrimonial e importancia, dado que muestran no solo el acontecer diario sino la mentalidad y el contexto de la época. 

La riqueza de los noticieros de televisión está presente en sus activos de patrimonio audiovisual: elementos, productos y obras con valor histórico, social, cultural y económico (documentos gráficos, fotografías, sonidos, imágenes en movimiento), que reflejan nuestra memoria e identidad: aquello que fuimos, somos y seremos.

Cada emisión del noticiero crea una interacción entre lo transmitido y lo vivido, un ambiente alrededor de los hechos sucedidos modela la opinión pública en una espiral de comunicación que va más allá de la pantalla y da como resultado la construcción del actuar y de la historia, de la cual los noticieros dan cuenta; sus narraciones son retazos de la cotidianidad que adquieren significación y valor al ser puestos al alcance de todos mediante la gestión del patrimonio audiovisual. 

La tarea de los especialistas en gestión del patrimonio audiovisual, que incluye rescate, colección, inventario, digitalización, catalogación, circulación, divulgación y preservación de los documentos audiovisuales, permite  conformar y consolidar acervos, que posibilitan reconstruir la historia; cada documento, cada rollo de película es un “diario” que al ser proyectado y compartido, devela maneras de ser, de actuar, permite conectar con otras generaciones y  ampliar nuestra memoria colectiva para no sucumbir en ese combate entre la memoria y el olvido.

Como una vía de acceso que nos introduzca en la colección de los noticieros de televisión de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, haremos un recorrido que da cuenta del inicio de los primeros noticieros de televisión en nuestro país. Nos ubicamos en una primera época entre 1954 y 1964, período determinado por la existencia de la Televisora Nacional de Colombia, caracterizado por la tendencia a mostrar y reforzar la imagen de los gobiernos, el progreso tecnológico y el desarrollo social. 

La noche del  13 de junio de 1954 se inició la historia de la televisión en Colombia con la transmisión originada desde el estudio de San Diego, en el sótano de la Biblioteca Nacional, y un puesto a control remoto en el Palacio de San Carlos en donde las cámaras captaron las imágenes del Teniente General Gustavo Rojas Pinilla en su discurso de inauguración tras la interpretación del Himno Nacional ejecutado por la Orquesta Sinfónica de Colombia, después vino el primer noticiero: el Noticiero Internacional Tele News, un programa de 10 a 15 minutos de duración realizado por el Servicio Internacional de Noticias (INS), agencia estadounidense fundada por el editor de periódicos William Randolph Hearst en 1909, que posteriormente, en 1958, al fusionarse con la United Press, se convirtió en la United Press International. 

El Noticiero Tele News transmitido semanalmente por la DuMont Television Network, compañía norteamericana propiedad de DuMont Laboratories (empresa proveedora de los primeros equipos para la televisión de nuestro país), sirvió de modelo para la producción de los futuros telenoticieros, que continuaron el esquema de un presentador locutor anunciando las noticias ilustradas con imágenes, combinado con el estilo de producción apropiado por los técnicos cubanos traídos para el inicio de la televisión y los primeros expertos colombianos, un ejemplo de esta adaptación se observa en las imágenes fotográficas de la trasmisión inaugural el General Rojas aparece en el escritorio, delante de dos cámaras y cuatro lámparas, en este caso se trató de “alumbrar” el escenario  de forma uniforme con las tres luces difusas (scoops), y destacar el personaje con la luz concentrada (fresnel), modelo alejado del concepto inglés de “iluminar”, basado en el principio del triángulo, que para estas situaciones propone un arreglo de tres luces, dos concentradas (fresnel), colocadas una generalmente a la derecha del personaje, otra detrás y una dispersa (scoop) adelante a la izquierda; variaciones como esta serán frecuentes a lo largo del desarrollo de la producción televisiva colombiana, irán apareciendo gracias al pragmatismo, la informalidad, la necesidad, el ingenio o el olvido, como lo ejemplifica este relato: “Cuando Gómez Agudelo contrato el personal en Cuba, omitió un elemento vital en la producción de un programa de televisión: el director. Gaspar Arias era director de cámaras, pero no de producción, y cuando se fue a hacer la primera transmisión, Arias inquirió por el director y al no existir tal elemento en Colombia, hubo que optar por confiarle la dirección del programa al director de cámaras (switching engineer), quedando establecida desde ese instante la presidencia del director del programa en la cabina de producción” (1).

En nuestro país los informativos televisivos comenzaron con el Noticiero Gráfico, un boletín de prensa diario en el cual se mostraban las realizaciones del gobierno, presentado por Marcos Tychbrojher, jefe de programación de la Televisora Nacional. La descripción del periodista Alfonso Castellanos permite tener una idea de cómo era este espacio: “duró apenas tres meses…Marcos juntaba las noticias, los textos que enviaba la Oficina de Prensa de Palacio, las películas que hacía Inravisión dentro de palacio y los cables de la France Press, y con eso armaba el boletín. Era fundamentalmente un locutor leyendo unos textos y pasaban algunas películas” (2). Realmente era producido por la Oficina de Información y Prensa del Estado ODIPEP y quien realizaba las películas era la División de Cinematografía pues aún no existía INRAVISIÓN.

En 1955 “el Gobierno Nacional estimó conveniente el ingreso de algunos elementos de competencia en el campo de la TV y en consecuencia le abrió las puertas a la TV comercial” (3) Esta apertura consistió en el arriendo de espacios y en su desarrollo se autorizó, en 1956, la emisión de un informativo católico con el nombre de El Minuto de Dios y de un espacio diario llamado Noticiero Suramericana, arrendado a la  empresa antioqueña Suramericana de Seguros, realizado por Par Publicidad, con duración de 8 minutos, todos los días de lunes a viernes, a las 8 y 40 o 9 de la noche. “El Minuto de Dios, dirigido por el Padre García Herreros tenía como lema “Yo no vine a ser servido sino a servir”, tuvo mucha crítica lo que obligó a reducir su tiempo al aire a 5 minutos, desde 1957” (4). 

En 1957 Punch, empresa productora de televisión, por encargo de McCann Erickson, agencia de publicidad de la compañía petrolera Standard Oil, comenzó a producir el Reporte Esso, un noticiero diario de 15 minutos, cuya realización periodística estaba a cargo de la United Press Internacional. Al respecto Carlos J. Villar Borda en su libro La Pasión del Periodismo, editado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano, escribió: “Poco después de inaugurada la televisión en Colombia…la Standard Oil Company de New Jersey decidió duplicar el Reporter Esso por televisión…Éste fue el primer noticiero de televisión que hubo en Colombia. La UP ya había iniciado un servicio de películas, más estas no llegaban por satélite sino por correo, y el primer locutor fue José Nieto. Aunque yo no figuraba, era prácticamente el director del noticiero, estableciendo el formato y la distribución de las noticias. Desde luego había deportes y una que otra noticia de farándula… Me colaboraban en la redacción Pedro Acosta Borrero, Alfonso Castellanos, Aris Vogel y Fernando Buitrago… Cuando la Esso decidió retirarse de la radio y la televisión… (Alberto) Peñaranda (de Punch) decidió continuar el noticiero por su cuenta. Al poco tiempo obtuvo el patrocinio de la compañía Suramericana de Seguros y el telenoticiero paso a llamarse Noticiero Suramericana” (5). 

Hacia noviembre de 1957 apareció el Mundo al Vuelo, noticiero realizado por la oficina de relaciones públicas de la aerolínea Avianca y Publicidad Toro, presentado por Julio Hernando Pinzón, de quien su hermano Carlos recordó: “Mi modelo radial fue Julio Eduardo Pinzón, a quien admiré por su vocalización, dicción su pronunciación era perfecta reposada, segura, natural lo que le daba gran credibilidad. Escucharlo leer un noticiero era una catedra de locución, por esto fue llamado a leer y presentar el noticiero de televisión, El Mundo al vuelo” (6). Este noticiero, fue reseñado como un programa de avanzada, uno de cuyos aportes más destacados fue la agilidad en la presentación de películas con imágenes noticiosas: “Es un novedoso sistema periodístico, ya que la relación de los hechos va acompañada con la exhibición de una película tomada en el mismo sitio donde el hecho se sucede y transportada directamente desde Nueva York por los aviones de Avianca, en forma diaria” (7). 

“En septiembre de 1958 empezó a transmitirse el Teleperiódico  El Meridiano, que apareció por un corto período, de lunes a viernes al mediodía… Aparecen en la nómina de este noticiero Rafael Maldonado Piedrahita y Eduardo Camargo Gómez (directores); Manual Franco Posse (director de televisión), Chapete, Merino y Aldor (caricaturistas), Camilo López García (controles remotos), Hile Frichman (“un rostro en el Meridiano”), Mary Luz Uribe de Holguín (directora de la sección “Sólo para señoras”) y Hernán Mejía Vélez (narrador) (Estampa, 1958, 9 de septiembre) (8). Esta información refleja un enriquecimiento del formato del noticiero, una estructura con secciones y especialistas. La presencia de Rafael Maldonado Piedrahita, referenciado por el historiador Jorge Orlando Melo como “amigo marxista del cura guerrillero Camilo Torres” (9), del periodista conservador Eduardo Camargo, unidos al caricaturista liberal Hernando Turriago Riaño “Chapete”, Hernán “Merino” Puerta y el anticomunista Peter Aldor; dejan ver un amplio espectro de pensamiento que probablemente caracterizó la creatividad en este espacio que dejó de transmitirse por dificultades financieras. 

“El Tele-meridiano, se encontraba dirigido por Eduardo Camargo Gómez, con la gerencia comercial de Ferenc Vajta, tenía características de un diario impreso y sería el primer informativo de carácter comercial, con las secciones correspondientes de editorial, noticias, deportes, económicas y una magnífica sección femenina, que era producida por Mariluz Uribe de Holguín” (10) 

De esta época también existe una mención al “Telenoticiero de las 7 de la mañana, que después paso a las 12 de la noche, de Marco Alzate Avendaño” (11) 

La producción de los primeros noticieros de la televisión colombiana estuvo marcada por la influencia de la prensa, particularmente de las agencias de noticias, las agencias de publicidad y la radio, los directores, periodistas, presentadores e ilustradores provenían de tales medios que nacieron con una clara tendencia política, lo cual influyo en el tratamiento de las noticias, este fenómeno también pasó a la televisión. La radio en sus “radioperiódicos” tomaba las noticias de la prensa como fuente de información, en algunos casos solo se limitaba a leerlas, lo mismo hicieron al comienzo los “teleperiódicos” y telenoticieros, posteriormente crearon equipos de redacción propios con periodistas especializados, que utilizaban otras fuentes como los “cables” (noticias de las agencias de prensa, transmitidas por cable), generaban sus propias noticias y aportaban su enfoque y comentarios.

Todo este despliegue exigía personas con experiencia y aptitudes que les permitieran desempeñarse con dominio y propiedad, que ante el surgimiento de  impases o imprevistos pudieran aportar recursos y soluciones para evitar cualquier interrupción, por ello se acudió a periodistas de agencias de noticias, redactores de prensa, locutores y presentadores de radio, ilustradores de agencias de publicidad, caricaturistas, escenógrafos y personal técnico que con su agilidad y creatividad solucionara cualquier dificultad. Entre los Locutores de noticias de este tiempo se destacan: José Nieto, Francisco José Restrepo, Santiago Munévar, Julio Hernando Pinzón, y Hernán Castrillón Restrepo. Como directores y periodistas podemos mencionar a Jairo Tobón Villegas, quien fue director creativo de Publicidad Toro y director de el mundo al vuelo, Carlos J. Villar, Gonzalo Castellanos, Aris Vogel, Pedro Acosta Borrero, Fernando Buitrago, Camarógrafos: Horacio “El Negro” Posada, Francisco “Pacho” Muñoz y como “productor” Manuel Medina Mesa.

Para la realización de los noticieros se utilizó el mismo esquema empleado para producir “en vivo” comerciales, concursos, musicales o teleteatro. El locutor sentado al frente de un escritorio con un panel de fondo, en el cual generalmente aparecía un cartel con el logotipo de la empresa patrocinadora y la fecha, iba leyendo una a una las noticias, cuyo texto no pasaba de unas pocas líneas escritas en un libreto que indicaba la secuencia de imágenes, sonidos y las acciones a ejecutar por el equipo de producción. Cada noticia era complementada con una película, una fotografía, un mapa, un dibujo o un letrero; para la realización se contaba con dos cámaras, una enfocando al locutor- presentador y la otra dirigida al atril sobre el cual se montaban las ilustraciones; se disponía de un micrófono para el locutor, cuya iluminación seguía el esquema descrito al reseñar el cubrimiento del discurso de Rojas Pinilla en la ceremonia de inauguración del 13 de junio del 54.

Horacio “El Negro” Posada, uno de los camarógrafos de la época, cuenta como era la emisión de un noticiero: “En el estudio no había mucha gente. El personal en el estudio estaba compuesto por el presentador, el coordinador, dos camarógrafos y el auxiliar, encargado de colocar los cartones o “créditos” con ilustraciones en el atril. Al grito de silencio se encendía el letrero “al aire” que estaba sobre la puerta, en el estudio y en el control master. El “productor” por medio de un sistema de comunicación interna daba órdenes al coordinador y al personal del estudio, a su vez seleccionaba en la consola la imagen que se transmitía, a su lado, el operador de sonido activaba o desactivaba el micrófono, daba paso al sonido de las películas o dejaba correr un disco con una cortina musical mientras, en otra sala, el operador del telecine proyectaba las películas en el momento y en el orden dispuesto”. Esto sucedía al aire y en directo, pero previamente había todo un trabajo, el director de la agencia de noticias y los periodistas que le apoyaban comenzaban su labor diaria muy temprano en la mañana, revisaban y preparaban las noticias, solicitaban a los camarógrafos la filmación y cuando llegaban las películas redactaban el texto y confeccionaban el libreto dándole forma, ilustrando las noticias de acuerdo con la disponibilidad de películas, fotografías o gráficos. Posada cuenta: “Se filmaba, revelaba y emitía el mismo día, las filmaciones se mandaban listas, editadas en cámara, generalmente no había tiempo de editar, eran noticias de un minuto o máximo minuto y medio… la materia prima era la imagen y ¿cómo se consigue la imagen?, había que saber dónde estaba la noticia” (12)

La misión del noticiero consistía en llevar las noticias desde un estudio de televisión, pero las noticias ocurrían fuera, en las calles, las ciudades, los campos, lo cual obligaba a salir a conseguir las imágenes, a “buscar la noticia”. Lo ideal sería tener cada noticia ilustrada con una película, con imágenes y sonido, pero en el país no eran muchos los camarógrafos expertos, ni los equipos existentes, más aún cuando en esta época la única posibilidad de registrar imágenes en movimiento era el cine de 35 o 16 milímetros. Con cámaras de tamaño adecuado, ojo afinado, perspicacia, agilidad y los bolsillos llenos de rollos de película blanco y negro, reversible, de 100 pies, camarógrafos como Horacio Posada, se convirtieron en cronistas cinematográficos de la actualidad. La mayoría de filmaciones se hacían sin sonido directo, era un “lujo” que sólo se utilizaba con personajes destacados o en ocasiones especiales. La noticia “estrella” que recuerda Posada es la Muerte del Teniente Escobar:

“Me levanté y como a las siete de la mañana le dije a mi hermano, que trabajaba conmigo, que fuera a Usaquén a cobrar una deuda de un Capitán, como a las 8 me llama a decirme que hay mucho movimiento, que no los dejan acercar y que están saliendo equipos como si fueran para la guerra, no se sabe qué pasa, ni nos dicen nada. No sé, pero algo muy grave está pasando aquí. Yo dije, ahí está la noticia, alisté mi cámara, con un asistente tomamos un taxi y nos fuimos para Usaquén, pero cuando llegamos ya había pasado todo, pregunté para donde cogieron y nos indicaron, le dije al del taxi que nos llevara detrás de ellos…  al bajar hacía un pueblo pequeñito, creo que era Choachí, bajamos para ver qué pasaba, llegamos donde había un tumulto de gente, me fui metiendo con mi cámara, alcancé a ver dos tipos que alegaban y cuando vi que discutían e iban caminando, mientras que uno iba pecheando al otro contra una volqueta… le decía entréguese, entréguese el otro trato de quitarle el arma pero el alcanzó a darse cuenta y ta, ta, ta,… yo dije: vámonos hermano, llamé y dije tengo la muerte de ese señor, me dijeron mándamelo que con eso abrimos el noticiero pero no vayas a decir nada a nadie, que escándalo… y eso fue lo que salió al aire. Al otro día: estado de sitio. Era una película de 3 a 5 metros, está toda la secuencia… Esa película la tengo, tengo el original, afortunadamente trabajé con negativo, mandé fue las copias”.

Los noticieros son un género muy importante de la televisión que tanto ayer como hoy juegan un papel relevante, dado que transmiten una visión de la realidad, convirtiéndose en una “ventana al mundo”, un espacio para conocer la actualidad y ubicarse en la cotidianidad; seguir su historia es conocer nuestra cultura, nuestra forma de vida; pero no siempre tenemos los registros  que lo permitan, en el caso de la época que nos ocupamos, del tiempo inicial de los noticieros de televisión en Colombia, existen muy pocos documentos, encontramos algunas narraciones, fotografías y un fragmento sonoro del Telemeridiano, con fecha de emisión y/o producción del 30 de julio de 1958, constituido por una entrevista al General Rubén Piedrahita, miembro de la Junta Militar que gobernó después de la caída del General Rojas Pinilla, en el catálogo de la Fonoteca de Señal Memoria; (13), igualmente en la Fundación Cinex, que gestiona el archivo de Horacio Posada, se referencian, entre otras,  imágenes de la muerte del Teniente Escobar (1962), del presidente Alberto Lleras Camargo (1963), de la refinería de Ecopetrol en Barrancabermeja (1964), realizadas para el Reporte Esso.

Continuar investigando, coleccionando, preservando y gestionando el patrimonio audiovisual de los noticieros de televisión cuyos documentos recrean y proyectan hechos y vivencias de la memoria colectiva, se convierte en tarea fundamental para propiciar que los recuerdos surjan, que se recreen espacios, contextos y sentimientos para evitar la pérdida de nuestra memoria, el “alzhéimer” nacional.

  1. Gómez, H., Lemaitre, J., Ospina, P.  “Los inicios de la televisión en Colombia”, Universidad de la Sabana, Chía, Colombia, 2002. p. 32.
  2. Ronderos, M. “Punch. Una experiencia en televisión”, Plaza & Janés, Bogotá, Colombia,1991, p.37.
  3. Vizcaíno, M.” Historia de una travesía: cuarenta años de la televisión en Colombia”, Instituto Nacional de Radio y Televisión INRAVISION, Bogotá, 1994, p. 37.
  4. Ramírez, F. “Los primeros informativos de nuestra televisión” en https://centralplusco.blogspot.com/2018/05/los-primeros-informativos-de-nuestra-tv.html) , última consulta 12 diciembre de 2019. 
  5. Villar B., C. “La Pasión del Periodismo”, Universidad Jorge Tadeo Lozano, Bogotá, Colombia, 2004, p. 153-154.
  6. Hozzman, É. “El locutor que les mostró la luna a los Colombianos”,  en http://www.eje21.com.co/2017/11/el-locutor-que-les-mostro-la-luna-a-los-colombianos/
  7. Vizcaíno, M.” Historia de una travesía: cuarenta años de la televisión en Colombia”, Instituto Nacional de Radio y Televisión INRAVISION, Bogotá, Colombia, 1994, p. 66.
  8. Carrillo, A., Montaña, A. “Vértigo y ficción, una historia contada con imágenes. Noticieros de televisión en Colombia 1954-1970” Universidad Javeriana, Signo y Pensamiento 48, volumen XXV, enero-junio 2006, Bogotá, Colombia p 141.   
  9. Melo, J.O. “Camilo Torres, primer sacerdote guerrillero” en http://www.jorgeorlandomelo.com/camilo_torres.htm, última consulta 12 diciembre de 2019.
  10. Gómez, H., Lemaitre, J., Ospina, P.  “Los inicios de la televisión en Colombia”, Universidad de la Sabana, Chía, Colombia, 2002. p. 158.
  11. Ronderos, M. “Punch. Una experiencia en televisión”, Plaza & Janés, Bogotá, Colombia,1991, PUNCH Una experiencia en televisión p.38.
  12. Entrevista a Horacio Posada, realizada el 12 de diciembre de 2019.

Señal Memoria Colombia, “Meridiano, el primer teleperiódico colombiano” en   https://www.senalmemoria.co/articulos/meridiano-el-primer-teleperiodico-colombiano-0 última consulta 12 diciembre de 2019.

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Por Alexandra Falla Zerrate (*)

Los informativos y noticieros han sido históricamente formatos de una alta demanda por parte del público consumidor de medios; tanto en el cine como posteriormente en televisión, y hoy en las redes sociales, las audiencias han preponderado su valor como conectores con las realidades próximas, que permiten información del entorno social y en esta línea posibilitan la acción social y la generación de opinión pública.
En este sentido, el proyecto Días de Noticias presentado y posteriormente financiado por la hoy extinta Autoridad Nacional de Televisión y el Ministerio de Tecnologías de Información y la Comunicación, pretende exaltar su importancia en el contexto de la evolución mediática del país, no solo a través de la socialización del acervo histórico de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, sino de la reflexión contemporánea frente a lo que ha sido su desarrollo.

El micrositio en el que ahora se navegan es parte integral de este proyecto, en tanto que permite la existencia de los tres documentales en el entorno digital y la socialización de más material digitalizado y restaurado; asimismo, convoca y materializa la participación de la Academia en un trabajo en el que consideramos que su aporte es invaluable. Muchos de los materiales hasta hoy desconocidos, podrán ser ahora analizados como objeto de estudio de nuevas investigaciones y mirada, trabajo que pretendemos también socializar por esta vía.

Asimismo, muchas horas de grabación que por el trabajo de edición no están incluidas en los documentales, entre otras, entrevistas con periodistas, directores de informativos, presentadores, críticos de televisión y académicos, alimentarán este micrositio, así como el trabajo de digitalización de noticieros que desde la Fundación se seguirá adelantado. En este sentido, éste será un espacio en permanente construcción al que esperamos sigan sumándose más universidades. Gracias a quienes atendieron esta invitación desde el inicio: Universidad de la Sabana, Universidad Jorge Tadeo Lozano y al incansable investigador de los archivos, el profesor Guillermo Forero, pionero de muchos de los estudios que tiene que ver con este tema en Colombia.

La digitalización de los archivos correspondientes a noticieros, partiendo de los fílmicos y pasando por los televisivos, seguirá siendo prioridad para la entidad y estamos seguros de que un trabajo interdisciplinar nos permitirá análisis que aporten a su estudio. Los invitamos a ser parte de este proyecto en permanente construcción y a disfrutar nuestra memoria informativa!

(*) Directora de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano