*Por Rito Alberto Torres, subdirector técnico de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano.

Los Di Doménico “empresarios cinematográficos colombianos

Para 1915, los hermanos Francesco y Vicente Di Doménico dirigían la SICLA, Sociedad Industrial Cinematográfica a la que ellos llamaban “compañía nacional de películas”. En el número 16, de octubre de este año, en la revista Olympia, publicación para la promoción de sus actividades, anunciaron que tenían disponibles los documentales La fiesta (o procesión como más adelante la nombraron) del Corpus y Procesión cívica del 18 de julio. Registros de “actualidades” que habían acontecido en junio de este mismo año.

Como “empresarios cinematográficos colombianos” se decidieron a realizar El Drama del 15 de octubre que tiene como argumento el asesinato del general Rafael Uribe Uribe, ocurrido un año antes, en 1914.  En su narración unieron filmaciones tomadas durante el funeral, una recreación de la autopsia realizada al cadáver y la participación de los confesos asesinos, además de otras partes que integraban este largometraje, primero del cine nacional. La película fue calificada de oportunista y a los Di Doménico se les acusó de explotadores del dolor nacional. Las manifestaciones de repudio no solo fueron, por los días de noviembre de 1915, cuando se realizó el estreno, sino que diversos sectores de la vida nacional se plegaron a las voces de rechazo. Los Di Doménico recibieron la intolerancia y censura de una sociedad que no alcanzó, por aquella época, a entender el alcance de la interpretación de la expresión cinematográfica y su significación.

 El espectáculo cinematográfico en el año de la Gripe Española

Ante el fracaso en sus intenciones de proponer representaciones, con imágenes en movimiento, de personajes y eventos del acontecer nacional, los Di Doménico se replegaron a consolidar el negocio de lo que sabían hacer: la venta, el alquiler y la exhibición de películas. La incomprensión que recibieron por su audacia fílmica, con El drama del 15 de octubre, obró, como una autocensura y tuvo como resultado la destrucción de los rollos del filme, adicionalmente, que los Di Doménico se alejaran de la producción cinematográfica y que incluso en las reuniones familiares “se hablará pasito”, de este fracaso.

Para 1918 la proyección de cine como espectáculo público se amplió en Bogotá. Se inauguraron el teatro Apolo en el sector del Parque de Santander, el Bogotá en la calle 20 con carrera segunda, cuyos vestigios se pueden ver, todavía, a espaldas de la actual Cinemateca de Bogotá, y el Moderno, en el sector del barrio de Las Cruces. Se unieron estos, a otros establecimientos que ya existían para el cine, como el Caldas, abierto en diciembre de 1917, en el sector de Chapinero y el Salón Olympia en funciones desde 1912. Por lo tanto, se vivía un aumento de la disponibilidad de espacios para el cine, un crecimiento del número de espectadores y la demostración de la popularidad del cinematógrafo.

En este entorno aparece la primera regulación por parte del Estado a la exhibición cinematográfica, a través del Concejo de Bogotá que mediante el Acuerdo número 1 de 1918, dictaminó la creación de una renta que llamó Fondo de Pobres. “Destinada a proteger a las personas desprovistas de todo recurso que ejerzan la mendicidad recogiéndolas en casas de beneficencia”. Este fondo obtenía los dineros del “diez por ciento de las entradas efectivas, sin excepción, a teatros conciertos, cinematógrafos, plazas de toros, hipódromos, circos de maromas y demás espectáculos análogos”. Quedando a cargo de la Alcaldía reglamentar la manera de hacer efectiva esta renta.

Para septiembre de 1918 aparecieron los primeros casos de ciudadanos afectados por la Gripe Española. Pandemia que según los datos aportados por el periódico El Tiempo se llevó, durante su ocurrencia, a la tumba, a más de ochocientos residentes en Bogotá y que se prolongó hasta los finales de ese mismo año.

La epidemia obligó al cierre de los cines durante los meses de septiembre, octubre y parte de noviembre de 1918. La Dirección Nacional de Higiene creada en ese mismo año, al igual que el Fondo de Pobres fueron rebasados, el gobierno estableció una Junta de Socorros para afrontar la crisis. Durante los días en que se cancelaron las funciones, a las cuales ya se había acostumbrado el público bogotano, no se dejaron de publicar en la prensa que circulaba en la ciudad, los avisos de la SICLA y de su competidora la empresa cinematográfica Kine Universal. En ellos se avisaba que pronto se volvería a tener nuevamente cine en la ciudad.

Los Di Doménico a través de la SICLA mantuvieron durante varias semanas el anuncio de una presentación de Juan José, obra del dramaturgo español Joaquín Dicenta. Con la información disponible no podemos precisar cuál sería la versión que se anunciaba. Para ese momento, estaban circulando la realizada por el cubano Enrique Diaz Quesada de 1910 o la, para la época, recién estrenada en 1917, la del español Ricardo de Baños.

Por su parte la Kine Universal, competidora de la SICLA, en ese momento manejada por Belisario Díaz, quien al igual que los Di Doménico combinó la exhibición con las filmaciones. Tampoco dejo de avisar a su público el regreso de la exhibición. Claro sin dar detalles de los acontecimientos que propiciaron su cierre, que se suponía era temporal y sin dar fechas para el reinicio de las sesiones. En algunos avisos de prensa, la Kine mostró la incertidumbre de la reapertura, con cifrados anuncios llenos de signos de interrogación que, en todo caso, lograron mantener la atención sobre el regreso de las funciones a los cines que administraban.

Los Di Doménico organizaron una función de cinematógrafo para recaudar fondos con destino al auxilio y apoyo de los más pobres, golpeados además por la Gripe Española. Con este propósito los comerciantes y empresarios italianos residentes en Bogotá, al lado de la Legación Diplomática, fueron los encargados de organizar esta actividad, que fue celebrada por el mismo periódico El Tiempo, con una nota aparte de los avisos pagos, en la columna donde se daban las noticias acerca de las donaciones y eventos que se programaron para recaudar fondos.

La función se comenzó a promocionar, varios días antes del jueves 7 de noviembre de 1918, cuando se iba a realizar. Desde el primero de noviembre empezaron a publicar avisos como el siguiente:

Sin embargo, el mismo jueves 7, día programado, salió un nuevo aviso cancelando la función ya que por indicaciones de la Dirección Nacional de Higiene se les recomendó a los empresarios de la SICLA no realizarla y suspenderla.

La función a beneficio, al fin de cuentas, termino no realizándose, porque después, a finales de noviembre, cuando las funciones de cine en la capital se regularización, no sin innumerables incidentes, los Di Doménico se dedicaron a promover sus nuevos espectáculos para enfrentar la competencia, que contaba con más teatros y no daba cuartel. Los exhibidores mantuvieron a través de avisos en los periódicos, la expectación sobre el regreso del entretenimiento cinematográfico a los teatros.

Para 1919 la SICLA regresó a producir filmaciones, pero no volvería a realizar películas combinando, en sus propuestas, la puesta en escena y el registro documental. Por ahora los hábiles empresarios cinematográficos se dedicaron nuevamente a la tarea de registrar acontecimientos que llegaran a la fibra de sus espectadores.

Para su regreso como filmadores escogieron El Primer Congreso Mariano Nacional y las Festividades Marianas en homenaje de la Virgen de Chiquinquirá, acontecido el 16 de agosto de 1919. Un documental del cual se conservan algunos minutos, los que lograron preservarse desde su estreno ocurrido hace más de una centuria. Esta es la “actualidad” inicial, de su segunda incursión en los noticieros cinematográficos. La primera fue con el Diario Colombiano en 1914. En esta nueva etapa, su noticiario se llamó Sicla Journal, para destacarlo de la competencia, que proyectaba los cortos importados del Pathe Journal.

Referencias consultadas:

Autores Varios. Siglo xx a través de El Tiempo,1900-1999. Bogotá. 2ª Edición. 2000.

El Tiempo, Bogotá, 26 de septiembre de 1918

El Tiempo, Bogotá, 30 de octubre de 1918

El Tiempo, Bogotá, 1 de noviembre de1918

El Tiempo, Bogotá, 4 de noviembre de 1918

El Tiempo, Bogotá, 7 de noviembre de 1918

Mata Moncho Aguirre, Juan de, Las adaptaciones del teatro español al cine y el influjo de éste en los dramaturgos. Alicante (España). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. 2001.