En el año de 1924 en Bogotá se llevó a cabo un esfuerzo sin precedentes en el cine nacional, se trató de la puesta en escena de La Casa Cinematográfica Colombiana. Como iniciador de esta empresa se encontraba Arturo Acevedo Vallarino. Cabeza de una familia dedicada al cine.
El evento que fundó La Casa Cinematográfica convocó a un sinnúmero de personalidades, entre ellas las autoridades del gobierno nacional, representantes de la Iglesia y miembros del gobierno municipal, todos estaban extasiados con el estreno de “La tragedia del silencio”, primer largometraje de la empresa de Arturo Acevedo.
Lleno de orgullo patriótico el entonces presidente, Pedro Nel Ospina, reafirmó la consigna de Arturo Acevedo en cuánto a la creación de un arte propio. Para ese entonces en el país se habían estrenado diversos cortometrajes. De este modo en el principio del siglo XX en Colombia se conocían películas coherentes con el propósito de fundar una industria propia. Un ejemplo de lo anterior fue El drama del 15 de octubre, dirigida por Vincenzo Di Domenico y producida por Francesco su hermano. La cinta tuvo como fecha de estreno el año de 1915. Así también entre las pantallas ya había pasado María (1922), aunque este largometraje se basaba en el clásico de la literatura colombiana de Isaacs, fue dirigido por los españoles Alfredo del Diestro y Máximo Calvo.
No obstante, para que la “tragedia del silencio” fuera recibida con todos los bombos como la primera película nacional se llevó a cabo una estrategia de corte patriótico. Finalmente la consigna de Acevedo era encarnada. De este modo, el estreno coincidió, no por casualidad con la celebración de las fiestas patrias del 20 de julio. El lugar elegido para ello fue el Teatro Faenza de Bogotá.
En ese entonces, la crítica del cine, anclada por supuesto a la moral judeo-cristiana juzgó de asertiva la cinta, dado a la promoción de valores católicos. Las funciones fueron realizadas con afluencia de público y su exhibición tomó lugar en Bogotá donde fue considerada un éxito rotundo. Luego de probar suerte en la capital la película llegó a Medellín para su estreno en el teatro Junín.
En Medellín esta cinta aumenta su valor como película insigne, como muestra del desarrollo de la cinematografía colombiana. El entusiasmo del público de Medellín con La tragedia del silencio motivo a Gonzalo Mejía a proponerle a Arturo Acevedo Vallarino la dirección del largometraje Bajo el cielo antioqueño. Fue así como durante siete meses, entre 1924 y 1925, se filmó este filme, para el cual se contó con la participación de Gonzalo Acevedo, hijo de don Arturo, quien se encargó de la cámara.