El 21 de junio se realizó la proyección de El Alma del Maíz, en el marco de la agenda académica de Memoria Activa. Este telefilme de 1995, que hace parte de la trilogía “De amores y delitos,” fue restaurado por la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano y Señal Memoria. Cabe añadir que esta cinta está inspirada en los Archivos Históricos de Indias, a propósito de un proyecto de investigación del escritor Gabriel García Márquez. Por tanto, dado la temática de reflexión sobre los procesos coloniales y los albores de una resistencia que conllevaría al inicio de la independencia, la película toma como eje los aspectos relativos al comportamiento jurídico, las costumbres e idiosincrasia de la sociedad colonial del siglo XVIII.

Nuestro evento contó con un conversatorio previo a la proyección en el cual Tatiana Duplat, directora de Señal Memoria, Andrés Mossos, docente y realizador de cine y televisión de la Universidad Nacional de Colombia y Rito Alberto Torres, subdirector técnico de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, analizaron la manera en la que la temática de esta producción incide en la construcción de nuestra identidad nacional. Por tanto, temas como la alteridad y la proyección de los valores que nos constituyen como sociedad fueron relevantes a la hora de aproximarse al mensaje que hoy día nos comunica un relato basado en la resistencia mestiza contra el poder y la imposición colonial.

El alma del maíz revela la variada gama de repercusiones y efectos que las bebidas embriagantes tuvieron dentro del contexto de una sociedad cada vez más secularizada, pero obligada a los pretextos de una moral católica: insuficiente para representar el espectro de la vida cotidiana dentro del virreinato. Asimismo, pone de relieve la dualidad y también la adaptabilidad de este tipo de sustancias dentro del contexto de la Independencia. De esta manera, en medio de un ambiente de prolongada tensión política y una apabullante crisis socioeconómica, los sentimientos despertados por la chicha resultaron diversos y altisonantes, pues a la vez que se sentía solidaridad, fraternidad y tolerancia, la desconfianza por la euforia y la osadía despertaban otro abanico de pasiones humanas. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta  que la película problematiza  el esmero que el Estado colonial  invertía en proteger la tributación de las bebidas embriagantes, por lo que la oficialización del aguardiente presentó una alternativa para engrosar los aportes de las arcas reales. Desde este punto se narra la historia del levantamiento de Guateque, Boyacá, encabezado por las mujeres chicheras y seguida por todos los consumidores de la bebida quienes se oponían a la iniciativa de unos cuantos criollos de establecer un alambique con el fin de fabricar aguardiente, bebida que a diferencia de la chicha hacía parte del sistema de tributación de la Corona Española. De esta manera, la película indaga por los procesos coloniales de nuestra historia, en los que se analiza el lugar de la población mestiza, la cual se identificaba en gran parte con el escenario que las chicherías desempeñaban en función de su representación social.