En su pasada decimonovena reunión anual, celebrada en octubre de 2018, en la ciudad de Panamá, el Programa de UNESCO, Memoria del Mundo para América Latina y el Caribe (Memory of the World Latin America and Caribbean, Mowlac) inscribió diecinueve nuevos registros a la Memoria del Mundo uno de estos es el Archivo Histórico Cinematográfico Colombiano de los Acevedo (1915-1955), presentado por la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano.

Desde su creación en 1992, y como una iniciativa de la organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura, Unesco el Programa Memoria del Mundo – MoW-, por su sigla en inglés− tiene como propósito la preservación del patrimonio documental albergado en archivos, bibliotecas y museos a lo largo del planeta. La salvaguarda de estos documentos es el símbolo de la memoria colectiva de la humanidad.

Cabe mencionar que la importancia de la protección del patrimonio documental busca contrarrestar las amenazas que sobre él acaecen:  la destrucción, el desuso de los soportes analógicos, la falta de financiamiento y gestión por los tenedores o los estamentos del Estado encargados de la protección son solo por mencionar algunos de los riesgos más relevantes que se erigen como peligros reales sobre este tipo de materiales y que no permiten ser legados en condiciones preservadas a las futuras generaciones.

El apoyo al rescate de estos acervos es el principal propósito del Programa Memoria del Mundo, cuyo carácter es internacional. De esta forma, la decisión de aprobar los registros del Archivo Histórico Cinematográfico Colombiano de los Acevedo (1915-1955) resulta un hito que celebra el quehacer de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, pues se trata del primer archivo audiovisual nacional que es aprobado por el Mowlac.

Resulta de gran importancia destacar que desde hace más de treinta años la Fundación procura el cuidado de la memoria audiovisual del país y que estos archivos fílmicos fueron con los que empezó la tarea de preservación de la entidad sobre el patrimonio audiovisual colombiano.

Así mismo, en la producción de Los Acevedo se observa un espíritu que se aventuró a soñar con un cine nacional. De esta forma, la historia de la filmografía colombiana debe a estos pioneros la consigna “hemos de tener arte propio”, refiriéndose a la ineludible aspiración de generar y producir una cinematografía nacional arraigada en una cultura propia. Arturo Acevedo Vallarino (1873-1950), dentista de profesión, participó en la Guerra de los Mil Días. En 1904, después de esta sangrienta confrontación, se integró a la legendaria ‘Gruta Simbólica’, tertulia literaria de la Bogotá de comienzos de siglo, a la que también pertenecían Julio Flórez, Emilo Murillo, Clímaco Soto Borda, Max Grillo y Enrique Olaya Herrera, entre otros y fue el fundador, por los años diez del siglo veinte, de los grupos de teatro Scala de Chapinero y la Compañía Dramática Nacional. Constituyó hace ya casi un siglo, la Casa Cinematográfica Colombia (también conocida como Colombia Films o Casa Acevedo e Hijos) y se dedicó a  producir largometrajes como La tragedia del silencio (1924), la primera película realizada totalmente por cineastas nacionales y Bajo el cielo antioqueño que con dineros de empresarios antioqueños dirigió en Antioquia en 1925.

Arturo Acevedo  registró junto a sus hijos —Alfonso (1898-1956), Gonzalo (1900-1967), Álvaro (1901-1992) y Armando (1914-1984) — innumerables sucesos de la vida cotidiana del país con un sentido periodístico innato.

El material registrado durante la etapa silente por Álvaro y Gonzalo Acevedo Bernal, principalmente alcanzó una gran importancia gracias a sus imágenes ingeniosas y se convirtió en la mejor alternativa para informar a todo un país de los grandes acontecimientos de la vida nacional. Un ejemplo de lo anterior fue que durante la República Liberal (1930- 1946), el cine se enfocó en proyectos de educación y metas relacionadas con el ideal de la modernización. Es también muy valioso el Archivo Histórico Cinematográfico Colombiano de los Acevedo (1915-1955) porque en sus fondos fílmicos se encontraron los escasos registros de Los Di Domenico, que venidos de Italia son los precursores de la filmación en Colombia, La procesión del Corpus anunciada como primera película nacional por los italianos, hace parte de este archivo fílmico, hoy audiovisual gracias a los procesos de digitalización en alta resolución emprendidos por la Fundación desde 2012. El último registro que corresponde a una Feria Ganadera en  la ciudad de Neiva fue filmada por Los Acevedo en 1955.

En el año de 1965, el Departamento de Relaciones Públicas de la compañía de extracción minera Intercol (luego Esso Colombia o ExxonMobil de Colombia) compró el archivo con la intención de conservarlo. Así, este material fue empleado para realizar las campañas de propaganda de la corporación. Igualmente, durante los inicios de la televisión colombiana se hizo uso de estos archivos por de empresas privadas que lastimosamente hicieron una mala intervención del acervo, al cortar el montaje original de los rollos y crear “nuevas” unidades agrupadas según caprichosos conjuntos temáticos (variedades, carnavales, actos fúnebres, etc.)

Fue solo hasta 1982, cuando se inició un proceso de cinco años durante el que las películas fueron enviadas a laboratorios especializados en Estados Unidos en donde se llevó a cabo su preservación fotoquímica, desde nitrato a acetato en película de seguridad,  por Jorge Nieto, líder de un grupo de investigadores, quien comenzó el trabajo de restauración de las películas. Posteriormente, entre 1995 y 1999, Nieto se desempeñó como curador y director de la FPFC. Luego, en el 2004, ExxonMobil de Colombia cedió a la Fundación los derechos patrimoniales sobre el Archivo Histórico Cinematográfico Colombiano de los Acevedo (1915-1955).

Desde entonces, la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano  se ha encargado de preservar y garantizar el acceso público a estas obras mediante el uso de copias para la proyección en cine, así como las transferencias a diferentes formatos de video digital en baja y alta resolución. Vale la pena, mencionar que este reconocimiento otorgado a la Fundación pone de manifiesto el arduo trabajo de conservación y preservación, que ha permitido el conocimiento de estos documentos por parte de los usuarios en Colombia y el mundo.