PRIMERO Y ÚNICO 

Arica, esa era la ciudad escogida como sede base para el ganador de la llave entre Perú y Colombia en las eliminatorias para Copa Mundial de la FIFA Chile 1962. Y fue donde tuvo lugar el primer y único gol olímpico de la historia de la Copa Mundial.

Fueron unas eliminatorias atípicas en la CONMEBOL. Brasil llegaba clasificado por ser vigente campeón en Suecia 1958, y Chile tenía boleto directo por ser anfitrión. Se definieron cruces directos por sorteo: Ecuador Vs. Argentina, Bolivia Vs. Uruguay y Perú Vs. Colombia. Paraguay y Venezuela no se presentaron a la cita previa al mundial.

Perú llegaba como clara favorita al enfrentamiento con Colombia. Tenían claro que si lograban clasificar, iban a jugar casi como locales, dada la cercanía de la frontera con el estadio Carlos Dittborn. Veían cerca la ciudad de Arica, cerca de sus paisanos; pero no fue así. La historia nos cuenta que Colombia ganó bien 1-0 como local y fue a Lima y sacó un empate sufrido. Baldado de agua fría para los Incas, pasaron los cafeteros.

Volvimos a Arica, donde ya se había hecho la mitad de la tarea. A Colombia “le tocó bailar con la más fea”, el grupo de la muerte, con Uruguay, Yugoslavia y la Unión Soviética. Empezamos como se preveía, una derrota con merecimiento de empate ante Uruguay 2-1. Y después fue el objeto de este texto: el mítico empate 4-4 contra la Unión Soviética.

Mítico por sacarle a un empate a una selección que llegaba como favorita al Mundial.

Mítico porque estuvimos abajo 3-1 en el minuto 58 de partido.

Aunque todo el planeta sepa que ese mito deportivo se escribió ese 3 de junio de 1962. Transcurría el minuto 68 de partido y Marcos Coll anotó el -primero y único- gol olímpico en la historia de la Copa Mundial.

Se denomina gol olímpico a la jugada en la cual el balón enviado desde el tiro de esquina, entra a la portería rival sin que la toque ningún otro jugador. Es una actitud poco frecuente y la primera la realizó Cesáreo Onzari, el 2 de octubre de 1924, en un partido amistoso entre las selecciones de Argentina y Uruguay.

Marcos Coll, calculado o no, pateó desde el tiro de equina, picó un par de veces y sorprendió a los defensas y el arquero de la URSS. Y gol. Gol para la historia. Ni el más bonito ni el más gestado técnicamente, -primero y único-.

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